De visita en Perú, el Arzobispo de Sydney, Cardenal George Pell, aseguró que en Australia es muy difícil encontrar vocaciones a la vida consagrada y expresó su deseo de que la presencia de nuevas comunidades católicas, como la Fraternidad Mariana de la Reconciliación, cambie la dirección de su país.
El Purpurado presidió en Lima una multitudinaria Eucaristía por el aniversario número 18 de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación, una asociación de la Familia Sodálite integrada por laicas consagradas fundada en Perú en 1991 por Don Luis Fernando Figari y hoy presente en países de América y Europa, además de Australia.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"Una de las misioneras de la Madre Teresa de Calcuta me dijo una vez que Australia era el país más difícil del mundo para encontrar vocaciones. Hace varias décadas que en Australia muchas congregaciones religiosas no han recibido ninguna vocación nueva", señaló el Cardenal Pell en su homilía.
"Espero y ruego que la vocación propiamente laical de las Fraternas, de trabajar en el mundo al servicio de Dios y de la Iglesia, abra la brecha y conduzca a un necesario cambio de dirección en mi país. Les pido a todos ustedes, reunidos aquí esta noche, que recen por la Iglesia en Australia, para que estemos abiertos a discernir cada vez mejor el Plan de Dios y a cumplirlo con mayor fidelidad", agregó.
El Arzobispo agradeció a Dios y a las autoridades de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación por su presencia en Sydney. "Allí, al otro lado del Océano Pacifico, su comunidad se encuentra frente a un reto cultural muy diferente", indicó.
El Cardenal Pell explicó que "Sydney tiene una cultura pacifica, bastante próspera y secular. Cuenta con una mayoría cristiana de aproximadamente el sesenta por ciento de la población. Aunque los católicos ahora constituyen la denominación religiosa más grande, Australia no es un país católico".
También destacó el hecho que la Fiesta de la Anunciación haya sido elegida como el día de fundación de la Fraternidad porque se trata de "un tema preferido para los seguidores de Cristo, pero lo es también para sus enemigos".
"Los enemigos de la Iglesia ven en la Anunciación un signo emblemático de una mala comprensión de la sumisión a la voluntad de Dios, especialmente por parte de las mujeres. Dicha sumisión es considerada como un acto infrahumano, y hostil a la meta necesaria y adulta de la autonomía humana. Afirmar que la grandeza de María viene de su sumisión al único verdadero Dios se presenta como una provocación", indicó.
El Arzobispo explicó que para esta gente la Anunciación "es una confirmación de todo lo que está equivocado en el cristianismo, porque no reconocen que la verdadera libertad sólo se encuentra en la Verdad. Para muchos hombres de hoy ésta es una enseñanza difícil de aceptar y por ello, muchas veces no querida".
"La acogida libre del Plan de Dios es la manera más plena de ejercitar la libertad", agregó.
"Cada uno de nosotros debe agradecerle a Dios por la vocación particular, siendo conscientes que los caminos del Señor son misteriosos; algunas veces difíciles e incluso duros de aceptar al inicio", concluyó.