El Administrador Apostólico de Córdoba y Arzobispo Coadjutor de Sevilla, Mons. Juan José Asenjo, hizo un llamamiento a los católicos para peregrinar a Polonia del día 12 al 19 de julio tras las huellas del Papa Juan Pablo II, en la que él participará, al menos en algunas jornadas.
En una carta pastoral, el Prelado señaló que en esta peregrinación se respirará el mismo aire que el Papa Juan Pablo II respiró y visitarán la capital, Varsovia, su ciudad natal, Wadovice, y la sede de Cracovia, donde se formó, enseñó y ejerció los ministerios sacerdotal y episcopal.
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Con motivo de que está a punto de cumplirse cuatro años de su fallecimiento, el 2 de abril del año 2005, como homenaje a su figura y también como motivo de la peregrinación, Asenjo recordó algunos de los rasgos más sobresalientes de su servicio a la Iglesia universal.
De este modo, subrayó que "a su muerte fue calificado como campeón del ecumenismo, pues no regateó esfuerzos a la búsqueda de la restauración de la unidad querida por Cristo para su Iglesia". Se recordaron entonces sus iniciativas audaces en el campo del diálogo interreligioso y su compromiso con la verdad, en una época como la nuestra, marcada por el relativismo ideológico.
Dijo que "con su Magisterio, Juan Pablo II iluminó los más variados temas del dogma y de la moral, prestando así un espléndido servicio a la fe, especialmente con la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, auténtico compendio de la doctrina católica y verdadero vademécum para todo fiel cristiano que quiera hoy conocer y vivir las verdades fundamentales de la fe".
En su solicitud por todas las Iglesias, Juan Pablo II visitó la mayor parte de los países del mundo para anunciar a Jesucristo y confirmar a sus hermanos en la fe, dando así al pontificado una proyección verdaderamente mundial. Asenjo manifestó que "no es posible olvidar su cercanía a los jóvenes, con los que llegó a establecer una comunión emocionante, a pesar de que el suyo fue un liderazgo exigente y nada halagador".
De igual modo, apuntó que "no es posible soslayar tampoco su fecundo Magisterio sobre el papel de los laicos en la vida de la Iglesia, su doctrina sobre el sacerdocio y la vida consagrada y su compromiso con el Concilio Vaticano II, propiciando su interpretación más auténtica y genuina y señalándonos los ejes por los que debe discurrir la verdadera renovación de la Iglesia".