Ante miles de fieles y peregrinos que se reunieron en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical, el Papa Benedicto XVI pidió a todos los católicos rezar por su próximo viaje a África y confió este peregrinaje al patrono de la Iglesia universal y suyo, San José, cuya fiesta se celebra el 19 de marzo.
"Con esta visita quiero abrazar todo el continente africano: sus miles diferencias y su profunda alma religiosa; sus antiguas culturas y su fatigoso camino de desarrollo y de reconciliación; sus graves problemas, sus dolorosas heridas y sus enormes potencialidades y esperanzas", dijo el Papa.
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"Tengo la intención –continuó– de confirmar en la fe a los católicos, alentar a los cristianos en el esfuerzo ecuménico y llevar a todos un anuncio de paz confiado a la Iglesia por el Señor resucitado", dijo el Papa al referirse a su primer viaje apostólico en África que iniciará el martes 17 y culminará el lunes 23 de marzo.
Haciendo una referencia a las lecturas de hoy, el Papa dijo: "parto hacia África con la conciencia de no tener otra cosa que proponer y donar a cuantos encontraré más que a Cristo y la Buena Nueva de su Cruz, misterio supremo de amor, de amor divino que vence toda humana resistencia y hace posible el perdón y el amor hacia los enemigos".
"Esta es la gracia del Evangelio –dijo el Papa– capaz de transformar el mundo porque genera una irresistible fuerza de paz y de reconciliación profunda y radical. La Iglesia no sigue objetivos económicos, sociales y políticos; la Iglesia anuncia a Cristo, con la certeza de que el Evangelio puede tocar los corazones de todos y transformarlos, renovando de este modo desde su interior a la persona y a la sociedad".
El 19 de marzo, durante la visita pastoral en África, "celebraremos la solemnidad de San José, patrono de la Iglesia universal, y el mío personal. San José, advertido en sueños por un ángel, debe fugar con María hacia Egipto, en África, para poner a salvo a Jesús recién nacido, que el rey Herodes quería asesinar", dijo luego el Santo Padre.
"A la celeste intercesión de este gran Santo confío el próximo peregrinaje y la población de toda África, con los desafíos que la signan y las esperanzas que la animan. En particular, pienso en las víctimas del hambre, de las enfermedades, de las injusticias, de los conflictos fraticidas y de toda forma de violencia que desafortunadamente sigue golpeando a adultos y niños, sin distinguir a misioneros, sacerdotes, religiosos, religiosas y voluntarios".
"Hermanos y hermanas, acompáñenme en este viaje con vuestra oración, invocando a María, Madre y Reina del África", concluyó el Santo Padre.