En la Audiencia General de este miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI explicó que a ejemplo de San Bonifacio, el "apóstol de los pueblos germánicos", es necesario recordar "la centralidad de la Palabra de Dios, vivida e interpretada en la fe de la Iglesia, que predicó y testimonió hasta el don supremo de sí en el martirio".
Al iniciar su catequesis, el Papa explicó que Winfrido, nombre con el que fue bautizado alrededor del 675 San Bonifacio, fue ordenado sacerdote a los 30 años y recibió del Papa Gregorio II la tarea de evangelizar el Evangelio entre los pueblos germánicos. Luego de obtener grandes resultados, el Pontífice le confirió la consagración episcopal. "Con gran prudencia, el Santo restauró la disciplina eclesiástica, convocó varios sínodos para garantizar la autoridad de los cánones sagrados, reforzó la necesaria comunión con el Romano Pontífice".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El Santo Padre recordó que Bonifacio "impulsó la creación de varios monasterios, masculinos y femeninos, para que fueran como un faro para la irradiación de la fe y de la cultura humana y cristiana en el territorio". Cuando estaba a punto de cumplir 80 años, dijo, "se preparó a una nueva misión evangelizadora donde había iniciado su labor". Sin embargo, en el 754, "mientras estaba celebrando misa en Dokkum (actual Holanda del norte), unos paganos lo asesinaron".
Al cuestionarse luego sobre el mensaje de este Santo para nuestro tiempo, Benedicto XVI dijo que además de la centralidad de la Palabra de Dios, vivida e interpretada en la fe de la Iglesia, Bonifacio también es ejemplo de "fiel comunión con la Sede Apostólica, que era un principio fijo y central de su labor de misionero".
"Fruto de este empeño fue el sólido espíritu de cohesión en torno al Sucesor de Pedro que Bonifacio transmitió a las iglesias de su territorio de misión, uniendo con Roma Inglaterra, Alemania y Francia y contribuyendo así de modo determinante a poner aquellas raíces cristinas de Europa que habrían producido fecundos frutos en los siglos sucesivos".
El Santo Padre se refirió también a la promoción por parte del Santo "del encuentro entre la cultura romano-cristiana y la cultura germánica. Transmitiendo el antiguo patrimonio de valores cristianos introdujo en las poblaciones que evangelizaba un nuevo estilo de vida más humano, gracias al cual eran mejor respetados los derechos inalienables de la persona".
"El testimonio valiente de Bonifacio es una invitación para que todos acojamos en nuestra vida la palabra de Dios como punto de referencia esencial, para amar apasionadamente la Iglesia, para sentirnos responsables de su futuro, para buscar su unidad en torno al sucesor de Pedro".
"Al mismo tiempo, nos recuerda que el cristianismo, favoreciendo la difusión de la cultura, promueve el progreso del ser humano. Ahora nos corresponde estar a la altura de un patrimonio tan prestigioso y hacerlo fructificar en beneficio de las generaciones futuras".
Finalmente, el Papa señaló que si comparamos "la llama de la fe y la dedicación al Evangelio" de San Bonifacio "con nuestra fe, a menudo tibia y burocratizada, tenemos que preguntarnos cómo renovarla para otorgar el don precioso del Evangelio a nuestro tiempo".