El Patriarca de Venecia, Cardenal Angelo Scola, recordó que el hombre es el "primer y fundamental camino de la Iglesia", en su intervención en el Congreso "A 30 años de la Redemptor hominis: memoria y profecía" que se realiza en la Pontificia Universidad Lateranense para tratar este importante documento de Juan Pablo II.
En su intervención, el Arzobispo señaló que "la que Juan Pablo II –y también (el teólogo) von Balthasar– llamaba una 'antropología adecuada' conserva todo su valor. ¿Por qué? Porque tiene en cuenta el hecho de que cuando el hombre busca reflexionar sobre sí, no puede formular el discurso antes de comenzar a ser hombre, sino que es 'obligatorio' hacerlo sorprendido en la acción".
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"Se encuentra dentro de un 'ejercicio' y, dentro de este ejercicio, refleja lo que es. No hay espacio para una hipotética reflexión apriorística de carácter teórico sobre la naturaleza del hombre de la que se pueda deducir un conocimiento que pueda aplicarse luego en la vida".
Por lo tanto, precisó, "el lenguaje de la persona revela que el hombre está siempre históricamente situado. Es en la historia que se juega el drama de su libertad finita en búsqueda de la libertad infinita de Dios".
"El hombre de hoy no es menos deseoso del infinito que aquel de otros tiempos. El Redemptor hominis (Cristo) irrumpe al interior de esta experiencia constitutiva. Este hombre está 'redimido por Cristo, porque con el hombre – cualquier hombre sin excepción alguna – Cristo está de algún modo unido, incluso cuando ese hombre no es consciente de ello'", añadió.
Al referirse luego al pasaje del documento conciliar Gaudium et spes 22 que comienza con la afirmación "en realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado", el Cardenal Scola explicó que éste "se convierte en la clave para afrontar el 'enigma hombre', frente a cada estéril dualismo entre lo eterno y el tiempo, entre necesario y contingente, entre dogma e historia".
"El hombre es 'el primer y fundamental camino de la Iglesia'. Es lo propio en virtud del 'camino trazado por Cristo mismo, camino que inmutablemente pasa a través del misterio de la Encarnación y de la Redención',. Obviamente la referencia a Cristo, en cuanto imagen perfecta del Padre, es determinante para comprender toda la fuerza de la afirmación de Juan Pablo II", prosiguió.
"El hombre –concluyó– participa de este modo de la filiación divina del Redentor que revela, en plenitud de humanidad, la total comunión intratrinitaria".