El Arzobispo de Mendoza, Mons. José María Arancibia, en una homilía de ordenación sacerdotal en el monasterio del Cristo Orante, recordó que el presbítero "es imagen viva y transparente de Cristo sacerdote".
"Esta gracia es un don totalmente gratuito –explicó el Prelado–; sólo comprensible desde la fe, que nos da la felicidad de comprender y cantar las maravillas de Dios. Como las cantó María, exultante de gozo y pronta al servicio".
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"Es un don para la entrega. Un consagración para la misión. Los pastores crecen en todo sentido, al brindarse a los demás, pero saben que su misión es hacerse todo para todos", agregó.
Asimismo, Mons. Arancibia señaló que el presbítero "debe ser también el signo visible de la solicitud de la Iglesia, que es Madre y Maestra".
"Y puesto que el hombre de hoy está afectado por tantas desgracias, especialmente los que viven sometidos a una pobreza inhumana, a la violencia ciega o al poder abusivo, es necesario que el hombre de Dios, bien preparado para toda obra buena, reivindique los derechos y la dignidad del hombre", añadió.
De igual manera el Arzobispo de Mendoza recordó que esta vocación es un "llamado gratuito e inmerecido" de Cristo; y por lo cual "nos da gusto gastar tiempo a su lado, para ser educados y aprender de él; para salir luego como pescadores de hombres; para conquistar a muchos".
"No para apresarlos ni presionarlos, sino solamente, y nada menos que, para ayudarlos a ser: amigos de Dios; miembros de su pueblo santo; felices de creer y de vivir según la ley de las bienaventuranzas", concluyó.