El Arzobispo Emérito y Administrador Apostólico de Valencia, Cardenal Agustín García-Gasco, llamó a la solidaridad en el uso de los medios de comunicación porque "no podemos acentuar la brecha entre las personas ‘ricas’ en información y las personas ‘pobres’ en información".
En su habitual carta semanal, el Purpurado señaló que esta brecha ha sido creada "por estructuras y políticas de comunicación y distribución de la tecnología carentes de preocupación por el verdadero bien común universal y local", y advirtió que "negar o dificultar el acceso a la tecnología de la información acentúa las injusticias y desequilibrios".
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"Los medios de comunicación son instrumentos de solidaridad muy potentes. La solidaridad es consecuencia de una información verdadera y justa, y de la libre circulación de las ideas, que favorecen el conocimiento y el respeto del prójimo. Esto no sucede si los medios de comunicación se ponen al servicio de la ambición", señaló.
Asimismo, el Cardenal García-Gasco también se refirió al mal uso de los medios, como "la tele-basura o la búsqueda de espectáculos morbosos". Sin embargo, advirtió que los excesos no deben llevar a dar una valoración negativa "que resulta injusta con las grandes finalidades sociales, políticas y culturales que los medios desarrollan y que siempre pueden desarrollarse".
"El bien y el mal son criterios del orden moral que pueden advertirse tanto en quien actúa como en quien relata la actuación", señaló, e indicó que "los deberes éticos con respecto a los medios abarcan tanto a las empresas de comunicación y sus operarios, como a los propios usuarios".
El Purpurado señaló esto porque "el conocimiento y la comunicación no es un acto carente de consecuencias, sino que las personas, como seres dotados de inteligencia, actuamos en relación a esos conocimientos que hemos recibido".
Finalmente, recordó que la evangelización también es una comunicación, y que "la difusión de la verdad sobre la vida humana, la búsqueda de Dios y la trascendencia humana son hechos que tampoco pueden ser silenciados por los medios de comunicación".
"La metáfora de que cada palabra es una semilla, nos ilumina sobre los frutos que queremos cultivar en el mundo. La semilla del amor cristiano no ha cesado de dar frutos en 2.000 años de existencia y a cada uno de nosotros corresponde convertir nuestros corazones en fértil tierra donde pueda germinar", afirmó.
El texto completo está en http://www.archivalencia.org/contenido.php?pad=79&modulo=39&id_autor=2