En el habitual encuentro del Santo Padre con los párrocos y sacerdotes de Roma al inicio de la Cuaresma, el Papa Benedicto XVI explicó que es deber de la Iglesia la denuncia razonable y razonada de los errores que han provocado la actual crisis económica.
Según informa L'Osservatore Romano, así lo expresó el Pontífice en el encuentro realizado esta mañana en el Aula de la Bendición en Roma. Este deber, dijo Benedicto XVI, "hace siempre parte de la misión de la Iglesia y es ejercitado con valor y concreción, sin recurrir a moralismos sino motivándolo con razones concretas y comprensibles para todos".
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En esta oportunidad, y al responder a 8 preguntas de los sacerdotes que sirven en Roma, el Papa indicó que la actual crisis debe leerse en dos niveles. En el primero, el macroeconómico, ha de entenderse "los fracasos de un sistema basado en la idolatría del dinero y en el egoísmo, que oscurecen en el hombre la razón y la voluntad y lo conducen por caminos errados".
"Es aquí que la voz de la Iglesia está llamada a hacerse sentir –a nivel nacional e internacional– para contribuir a corregir la dirección. Y mostrar así el camino de la recta razón iluminada por la fe: en definitiva, el camino de la renuncia a sí mismo y de la atención de los necesitados".
En cuanto al segundo nivel, el microeconómico, el Santo Padre recordó que los grandes proyectos de reforma no pueden realizarse "sin un cambio de ruta individual. Si no hay justos no puede tampoco haber justicia. Desde aquí invito a intensificar el trabajo humilde y cotidiano de la conversión de los corazones. Un trabajo que involucra sobre todo a las parroquias. Su actividad, al final, no está limitada solo a la comunidad local sino que se abre la entera humanidad".
Al hablar de la labor evangelizadora, el Papa explicó la centralidad y la importancia del testimonio personal, "de personas que vivan no para sí mismas sino para los otros. Este aspecto del testimonio va unido al de la palabra: es lo primero, de hecho, lo que da credibilidad a lo segundo, revelando que la fe no es una filosofía ni una utopía sino una realidad que se hace vida".
En este servicio, dijo luego el Santo Padre, es necesario el compromiso de sacerdotes, párrocos y catequistas formados culturalmente, "pero sobre todo capaces de hablarle al hombre de hoy con la simplicidad de la verdad. Para mostrarles que Dios, en realidad, no es un ser lejano sino una persona que habla y actúa en la vida de cada uno".
Tercera encíclica
Tras haber sido interrumpido afectuosamente varias veces por los aplausos de los asistentes y en medio de la alegría general por poder escuchar al Obispo de Roma, hablando de estos temas y otros más también de importancia, explica LOR, el Papa aprovechó la oportunidad para recordar que está escribiendo su tercera encíclica sobre temas sociales y económicos.
Este animado encuentro concluyó con el rezo del Ángelus y con Benedicto XVI impartiendo su Bendición Apostólica.