Al iniciar su discurso ante los miembros de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL), el Papa Benedicto XVI recordó el esmerado y vital servicio de Mons. Cipriano Calderón Polo, Presidente Emérito de este dicasterio que falleciera recientemente y explicó la importancia de este dicasterio el servicio al "Continente de la Esperanza".
El Papa recordó primeramente cómo la CAL surgió en 1958 "cuando el Papa Pío XII vio la necesidad de crear un organismo de la Santa Sede para intensificar y coordinar más estrechamente la obra desarrollada en favor de la Iglesia en Latinoamérica, ante la escasez de sus sacerdotes y misioneros".
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"Mi venerado predecesor Juan Pablo II corroboró y potenció esta iniciativa, con el fin de resaltar la especial solicitud pastoral del Sucesor de Pedro por las Iglesias que peregrinan en aquellas queridas tierras".
"En esta nueva etapa de la Comisión, no puedo dejar de mencionar con viva gratitud el trabajo realizado por su Vicepresidente durante largos años, el Obispo Cipriano Calderón Polo, recientemente fallecido, y al que el Señor habrá premiado su abnegado y fiel servicio a la Iglesia", añadió.
Tras recordar su visita a Brasil con motivo de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y el Caribe realizada en el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida en mayo de 2007, el Santo Padre recordó el balance que hiciera en diciembre de ese año ante la curia vaticana y dijo que "Aparecida decidió lo correcto, precisamente porque mediante el nuevo encuentro con Jesucristo y su Evangelio, y sólo así, se suscitan las fuerzas que nos capacitan para dar la respuesta adecuada a los desafíos de nuestro tiempo".
Por ello, añadió, sigue siendo fundamental ese encuentro personal con el Señor, alimentado por la escucha de su Palabra y la participación en la Eucaristía, así como la necesidad de transmitir con gran entusiasmo nuestra propia experiencia de Cristo".