Una arrepentida joven negra en Florida relató cómo empleados de una clínica abortista en Estados Unidos asesinaron a su pequeña bebé de 23 semanas tras el aborto fallido al que la sometieron. Tras darla a luz, los trabajadores pusieron a la pequeña que nació viva en una bolsa roja de desechos biológicos y la tiraron a la basura. Nunca le explicaron a la joven antes del aborto, que lo que iban a abortar era una niña.
En una entrevista exclusiva concedida a Daniel Soñé y publicada en el Florida Catholic, Sycloria Williams, la joven de 18 años de edad a quien nunca se le explicó que a quien se abortaba era a un bebé, contó la historia que ha conmocionado al país en los últimos días. Explicó que el juicio que ha iniciado es para demandar el asesinato de su pequeña nacida viva en 2006 en la clínica A GYN, de Hialeah, Florida.
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Al principio y en medio de la confusión por estar embarazada, Sycloria se dirigió al Miramar Woman Center Inc. en donde le dijeron que el aborto costaría entre 400 y 1200 dólares más por lo que el procedimiento infanticida sería más complicado. Allí, se entrevistó con el Dr. Pierre Jean-Jacque Renelique el 19 de julio de 2006 quien le dijo que "era un procedimiento de dos días, que tome mis medicinas y vuelva al día siguiente. Lo dijo como si estuviera contando: uno, dos, tres", relata.
Luego de la entrevista, Williams tomó por indicación del médico un tipo de fármaco para inducir el parto prematuro. Se le pidió ir a la clínica al día siguiente en donde le dieron nuevamente este fármaco y le pidieron esperar en el auto en el que llegó acompañada de su novio Shane. Allí, cuenta, se sintió cada vez peor.
Cuando finalmente y a causa del fármaco, Sycloria dio a luz la bebé, señala, "salté de la silla y volví la cara, mirando a la pared" y pudo verla: "No se movía mucho. Buscaba aire. No lloraba, solo gemía, sonidos lastimeros solamente".
"Pensé que sería una burbuja, o algo más grande, no un bebé. Parecía un bebé de agua, como esos muñecos que llenas con agua. Era muy pequeña", comenta luego.
De acuerdo a la joven, el dueño de la clínica abortista, Belkis Gonzalez, quien no tiene licencia de cuidados médicos, entró al cuarto en el que estaba, cortó el cordón umbilical, puso a la bebé que aún se movía en una bolsa roja de desechos biológicos y la arrojó a un cesto de basura.
Luego, recuerda Sycloria, pedía a ayuda Dios. Los empleados de la clínica solo le dieron motrin para el dolor y el médico Renelique llegó una hora después del aborto. Le dieron una pastilla para dormir y cuando despertó, aún en shock, la enviaron a su casa. En el trayecto, cuando la llevaba su novio Shane, ella le comentó: "no creo que el bebé estuviera muerto".
Luego de varios días, el cuerpo de la bebé fue encontrado en un closet de la clínica, que fue sepultado en el cementerio Our Lady Queen of Heaven. En noviembre de 2008, la policía de Hialeah confirmó que la bebé a quien le dieron el nombre de, Shanice Denise Osbourne, había nacido viva.
El pequeño ataúd fue escoltado por la guardia de honor de la policía de Hialeah y por los Caballeros de Colón. "Cuando ves un pequeño ataúd blanco como ese, no puedes dejar de darte de cara con la realidad de lo que le pasó a ella", comenta Thomas L. Brejcha, Presidente y Jefe asesor de la Thomas More Society, que representa a Sycloria Williams en el presente caso contra la clínica abortista.
Sycloria, quien precisa que si sale embarazada nuevamente tendrá al bebé, relata que "nunca me dijeron nada sobre el hecho de que era una bebé. Nunca dijeron nada sobre un bebé, un feto. Nada. Lo único que escuchaba era 'término' y 'embarazo', y término del embarazo. Me engañaron porque no me dijeron todo y el doctor no estaba allí".
En su opinión, las mujeres que pasan por el trauma del aborto necesitan amor y apoyo de la familia. A las mujeres que desean abortar aconseja "no hacerlo. Les diría lo que sea para que lo piensen bien y no lo hagan. Sí hay ayuda allá afuera".
Este caso, explica el Florida Catholic, ha revelado la existencia de una red de mala práctica médica relacionada al aborto, por la que varios empleados de la clínica A GYN han visto revocadas sus licencias.