Al recibir este mediodía, hora de Roma, a los miembros de la Conferencia de Presidentes de las Principales Organizaciones Judías de Estados Unidos, el Papa Benedicto XVI reiteró una vez más, al referirse al holocausto judío, "que toda negación o minimización de este terrible crimen es intolerable y totalmente inaceptable".
Al iniciar su discurso, el Papa recordó su visita al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau en mayo de 2006: "mientras entraba a ese lugar de horror, la escena de un sufrimiento indecible, pensaba en los innumerables prisioneros, muchos de ellos judíos, que habían pisado ese mismo camino en la cautividad en Auschwitz y en todos los otros campos de prisioneros", dijo.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"Cómo empezamos a comprender la enormidad de lo sucedido en aquellas infames prisiones? Toda la raza humana siente una profunda pena por la brutalidad salvaje contra vuestro pueblo en esa hora".
Seguidamente el Santo Padre comentó que así como las organizaciones judías presentes preparan su misión para Israel, "yo también me estoy preparando para visitar Israel, una tierra que es santa tanto para los cristianos como para los judíos, porque las raíces de nuestra fe se encuentran allí".
Benedicto XVI dijo luego que "la Iglesia está profunda e irrevocablemente comprometida a rechazar el antisemitismo y a seguir construyendo relaciones buenas y estables entre nuestras dos comunidades. Si existe una particular imagen que encierra este compromiso, es el momento en el que mi querido predecesor Juan Pablo II, frente al Muro de las Lamentaciones en Jerusalén, pidió perdón a Dios por todas las injusticias que el pueblo judío había tenido que sufrir".
"El odio y el desprecio contra los hombres, mujeres y niños que se manifestó en la Shoah fue un crimen contra Dios y contra la humanidad. Es indudable que toda negación o minimización de este terrible crimen es intolerable y totalmente inaceptable", añadió.
"Este terrible capítulo –continuó– de nuestra historia nunca se debe olvidar. Recordar –se dice justamente– es 'memoria futuri', una advertencia para el futuro y una llamada para luchar por la reconciliación. Recordar es hacer todo lo posible por evitar que se repita una catástrofe como esta en la familia humana, construyendo puentes de amistad duradera".
Finalmente, el Papa expresó su deseo de que "la memoria de este espantoso crimen fortalezca nuestra determinación por curar las heridas que durante tanto tiempo han mancillado las relaciones entre cristianos y judíos. Deseo de todo corazón que nuestra amistad se fortalezca, de modo que el compromiso irrevocable de la Iglesia a seguir manteniendo relaciones respetuosas y armoniosas con el pueblo de la Alianza produzca frutos en abundancia".