Al recibir esta mañana las cartas credenciales del nuevo Embajador de Australia ante la Santa Sede, Timothy Andrew Fischer, el Papa Benedicto XVI destacó la necesidad de que en este país se viva la solidaridad, alentó el avance de las nuevas generaciones y exhortó la defensa de la vida, especialmente contra la lacra del aborto.
Al iniciar su mensaje, el Papa primeramente reiteró su profundo pesar por los incendios de la región de Victoria en Australia y pidió al diplomático transmitiera "su más sentido pésame a las familias de las víctimas".
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Seguidamente Benedicto XVI resaltó que Fischer es el primer Embajador residente australiano ante la Santa Sede, un hecho que abre una nueva etapa en las relaciones diplomáticas entre ambos estados y señaló que "el compromiso de la Iglesia con la sociedad civil está anclado en la convicción de que el progreso humano –tanto individual como de las comunidades– depende del reconocimiento de la vocación sobrenatural de toda persona".
"Hombres y mujeres reciben de Dios la dignidad fundamental y la capacidad de buscar la verdad y la bondad. Desde esta amplia perspectiva podemos contrarrestar las tendencias al pragmatismo y al consecuencialismo, tan predominantes en nuestros días, que explican sólo los síntomas y los efectos de los conflictos, la fragmentación social y la ambigüedad moral y no las raíces de los mismos".
Al recordar luego la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Sydney en julio, el Papa subrayó que esas jornadas son "ante todo acontecimientos espirituales: un tiempo en que los jóvenes, entre los cuales no todos están estrechamente ligados a la Iglesia, encuentran a Dios en una intensa experiencia de oración, enseñanza, y escucha".
El Santo Padre manifestó el deseo de que las jóvenes generaciones canalicen "su entusiasmo por todo lo que es verdadero y bueno, forjando amistades que superen las divisiones y creando lugares de fe viviente en nuestro mundo".
"La diversidad cultural es fuente de gran riqueza para el tejido social de la Australia actual. Durante décadas, ese tejido se apolilló por las dolorosas injusticias soportadas por las poblaciones indígenas. Las excusas presentadas el año pasado por el primer ministro Rudd han desembocado en un profundo cambio. Ahora, renovados en el espíritu de reconciliación, tanto los organismos gubernamentales como los ancianos aborígenes pueden afrontar resueltamente los retos que se les presentan", prosiguió.
Tras comentar la decidida actuación de Australia en el cuidado del medio ambiente, el Santo Padre recordó su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, centrado en "la necesidad de un enfoque ético en la creación de alianzas positivas entre los mercados, la sociedad civil y los estados", y destacó que "la ética hace imperativa una respuesta compasiva y generosa a la pobreza; hace urgente el sacrificio de los intereses proteccionistas en aras de la correcta accesibilidad de los países pobres a los mercados desarrollados, como hace igualmente razonable la insistencia de los donantes sobre la fiabilidad y transparencia en el uso de sus ayudas por parte de los países destinatarios".
Finalmente, Benedicto XVI se refirió a la labor de la Iglesia en el sector salud en Australia, donde se preocupa sobre todo de "la asistencia médica a las familias, de la que forma parte la obstetricia de alta calidad para las mujeres. Es irónico, sin embargo, que algunos grupos, mediante programas de ayuda, promuevan el aborto como forma de atención 'maternal': llevarse una vida, de propósito, para mejorar la calidad de la vida".