La lluviosa mañana romana se tornó de pronto en una jornada de sol cuando el Papa Benedicto XVI se asomó a la Plaza de San Pedro para presidir la oración del Ángelus, durante el cual recordó que la peor enfermedad es la ausencia de Dios.
Al comentar el Evangelio del Día -la curación de la suegra de Pedro-, el Pontífice recordó que el amor de Dios se manifiesta en las numerosas curaciones que Cristo realizó en vida, y que se prolonga en la acción caritativa de la Iglesia en todo el mundo.
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“Jesús no deja dudas: Dios es el Dios de la vida que nos libra de todo mal. Los signos de esta potencia de amor son las curaciones que realiza: así demuestra que el Reino está cerca, restituyendo a los hombres y mujeres su plena integridad de espíritu y de cuerpo", dijo el Santo Padre.
"Es por ello -agregó- que su predicación y las curaciones que realiza van siempre unidas: forman un único mensaje de esperanza y de salvación”.
El Papa destacó luego que “a pesar de que la enfermedad es parte de la experiencia humana, no logramos acostumbrarnos a ella. No solo porque a veces puede ser muy dura y grave, sino porque esencialmente estamos hechos para la vida”.
“Cuando somos sometidos a la prueba por el mal, y nuestras oraciones parecen ser vanas, surge entonces en nosotros la duda y angustiados nos preguntamos: '¿Cuál es la voluntad de Dios?'”, dijo el Santo Padre; y señaló que "la respuesta se encuentra en el Evangelio".
“Gracias a la acción del Espíritu Santo, la obra de Jesús se prolonga en la misión de la Iglesia. Mediante los Sacramentos es Cristo quien comunica su vida a multitud de hermanos y hermanas, mientras sana y conforta a un sinnúmero de enfermos mediantes las varias actividades de asistencia sanitaria que las comunidades cristianas promueven con caridad fraterna”, agregó.“
Recemos por todos los enfermos, especialmente por aquellos más graves, que no pueden en modo alguno velar por sí mismos, sino que se encuentran totalmente dependientes de los cuidados de los demás: que cada uno de ellos pueda experimentar, en la solicitud de quien lo acompaña, la potencia del amor de Dios y la riqueza de su gracia que salva”.
El Papa también anunció la Celebración de la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará el miércoles 11 de febrero, día en que la Iglesia celebra a la Beata Virgen María de Lourdes.Seguidamente rezó el Ángelus dominical en latín, saludó a los presentes en distintos idiomas, e impartió la Bendición Apostólica.