En la Audiencia General de hoy, el Papa Benedicto XVI alentó a leer la Escritura "como 'inspirada' y proveniente del Espíritu Santo", al tiempo que exhortó a custodiar con "su ayuda la tradición de la fe apostólica" pues Él "habita en nosotros" y "es el criterio de fidelidad al anuncio del Evangelio".
Ante miles de fieles reunidos en el Aula Pablo VI, el Papa habló sobre la visión teológica de las últimas cartas de San Pablo, llamadas Cartas pastorales porque están dirigidas a Timoteo y Tito, estrechos colaboradores del Apóstol.
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En estas cartas, dijo Benedicto XVI, se hace referencia a una situación en la que "surgen algunas doctrinas erróneas y falsas, como los que pretendían que el matrimonio no fuese bueno. Esta preocupación es actual porque hoy se lee a veces la Escritura como objeto de curiosidad histórica y no como palabra del Espíritu Santo, en la que podemos sentir la misma voz del Señor y conocer su presencia en la historia".
Al referirse luego al "sentido de universalidad" de la salvación – 'Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad'– que "es fuerte y determinante en estas cartas paulinas", el Papa precisó que las cartas pastorales de San Pablo se ofrece "una reflexión sobre la estructura ministerial de la Iglesia, presentándose por primera vez la triple división de obispos, presbíteros y diáconos".
"De este modo tenemos lo esencial de la estructura católica: Escritura y Tradición, Escritura y anuncio, forman un conjunto, pero a esta estructura, por decir así doctrinal, hay que añadir la estructura personal, los sucesores de los Apóstoles, como testigos del anuncio apostólico".
Hablando del obispo, el Papa recordó que en la Carta a Timoteo "es considerado padre de la comunidad cristiana. La idea de la Iglesia como 'casa de Dios' tiene sus raíces en el Antiguo Testamento, y se encuentra formulada de nuevo en la Carta a los Hebreos, mientras que en la Carta a los Efesios se lee que todos los cristianos ya no son extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios".
Finalmente, el Papa alentó a pedir "al Señor y a San Pablo para que también nosotros, como cristianos, podamos caracterizarnos siempre más, en relación con la sociedad en la que vivimos, como miembros de la 'familia de Dios'. Y pidamos también para que los pastores de la Iglesia adquieran cada vez más sentimientos paternos, tanto compasivos como fuertes, en la formación de la casa de Dios, de la comunidad, de la Iglesia".