El Arzobispo de la Arquidiócesis de la Madre de Dios en Moscú, Mons. Paolo Pezzi, señaló durante una entrevista con Radio Vaticano, que la pequeña comunidad católica en Rusia enfrenta el gran desafío de llevar la fe a la vida pública en un ambiente de creciente secularismo, pero señala que el catolicismo vive un momento de conmovedor reflorecimiento.
Mons. Pezzi, que se encuentra en Roma en visita "ad limina" junto con los demás obispos católicos de Rusia, señaló a Radio Vaticano que "la reconstrucción, también formal, de las comunidades católicas en torno a los obispos y a los sacerdotes en las parroquias: éste me parece que ha sido el fenómeno más significativo e incluso más conmovedor".
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"Ver resurgir estas comunidades, tras años de auténtico martirio y persecución, con una pasión por el cristianismo, por Cristo y, por ello, por el hombre, y la fidelidad a obispos en el fondo desconocidos", agregó.
El Prelado destacó al respecto la reapertura del seminario católico en San Petersburgo, "el único seminario que prepara sacerdotes para toda Rusia".
Sobre el problema de la libertad religiosa en Rusia Mons. Pezzi señaló que "existen las mismas dificultades que puede haber en distintos países occidentales", donde el cristianismo "encuentra siempre en este mundo una contraposición".
"Diría en cambio que, aunque no falta alguna dificultad con ciertas autoridades locales, las relaciones con el Estado son en general buenas y hemos recibido ayuda cuando han surgido dificultades, sobre todos para nuestros sacerdotes extranjeros llamados a desarrollar su ministerio en Rusia", agregó.
Al referirse a las complejas relaciones con la mayoritaria iglesia ortodoxa, el Arzobispo señaló que "puedo decir que existe una creciente preocupación común para que el cristianismo no se aleje de la sociedad civil, sino que tienda a permear cada vez más el tejido social".
"La preocupación a fin de que los valores evangélicos estén fuertemente anclados al anuncio de Cristo mantienen nuestra atención del uno hacia el otro, para que este testimonio, sobre todo en el ámbito cultural y social, pueda dar también frutos comunes", agregó.
"No olvidemos que Rusia es un país en el que, a pesar de tantos años de ateísmo y de abierta contraposición a la Iglesia, el cristianismo está en cualquier caso muy arraigado en el pueblo. Ciertamente es un cristianismo que debe ser revisado conscientemente como experiencia de fe", dijo también.
Mons. Pezzi se refirió luego al desafío de "una atención capilar de la familia", porque "se necesita un lugar en el que un hombre pueda nacer, crecer, ser educado en la belleza de la vida, en el gusto de la responsabilidad, y esto es la familia".