Miles de fieles y peregrinos se dieron cita este medio día en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien antes de iniciar la oración hizo una breve reflexión sobre lo que significa el sacramento del Bautismo, haciendo notar que por medio de este la persona ingresa en la dinámica de la relación de Jesús con su Padre, haciendo de esta un verdadero hijo de Dios.
“La vida eterna es la relación filial con Dios como Jesús la vivió y nos la reveló y donó”, dijo el Santo Padre meditando sobre el Evangelio del día de hoy, en que la Iglesia universal celebra el Bautismo del Señor.
Recordando los Bautismos por él celebrados en la mañana en la Capilla Sixtina, el Pontífice hizo notar que “la persona humana, mediante el Bautismo, es insertada en la relación única y singular de Jesús con el Padre, al punto que las palabras que llegan del cielo sobre el Hijo Unigénito son verdaderas para cada hombre y mujer que renace del agua y del Espíritu Santo: Tú eres mi hijo, el amado”.
“¡Cuán grande es el don del Bautismo! –dijo el Papa-. Si fuésemos totalmente conscientes nuestra vida sería un ‘gracias’ continuo. Qué alegría para los padres cristianos que han visto brotar de su amor una nueva creatura, y llevar a la fuente bautismal y verla renacer del vientre de la Iglesia para una vida que nunca tendrá fin!”
El Papa también recordó la responsabilidad de todo padre y padrino cristiano, recordando la obligación de “educar a los hijos según el Evangelio”.
También citó el tema del VI Encuentro Mundial de las Familias que se inicia en Ciudad de México: “La familia formadora en los valores humanos y cristianos”, y describió brevemente los tres momentos o etapas que lo constituyen: “El Congreso Teológico Pastoral en el que será profundizado el tema mediante el intercambio de experiencias significativas; un momento de fiesta y de testimonio que permitirá ver la belleza de encontrarse entre familias de todas las partes del mundo, unidas por la misma fe y por el mismo compromiso; y finalmente la solemne Celebración Eucarística como acción de gracias al Señor por los dones del matrimonio, de la familia y de la vida”.
Seguidamente el Papa rezó el Ángelus con los presentes, saludó a las diversas delegaciones con mensajes en sus respectivos idiomas e impartió su Bendición Apostólica.