Al recibir ayer a mediodía a los peregrinos de la Baja Austria que llevaron a la Plaza de San Pedro el abeto que la adornará en Navidad, el Papa Benedicto XVI destacó que su forma, "el verde y las luces sobre sus ramas son símbolos de vida. Además, nos recuerdan el misterio de la Noche Santa. Cristo, el Hijo de Dios trae, al mundo confundido, frío y sin redención en el que nace, una nueva esperanza y un nuevo esplendor".
Tras agradecer calurosamente el abeto de 120 años y 33 metros de altura que adornará San Pedro y los demás árboles obsequiados por estos fieles austriacos para adornar otros lugares del Vaticano, el Papa recordó la rica tradición cristiana de Austria y señaló que "deberá ser el empeño de todos los fieles el que haga que en el futuro este testimonio de Cristo permanezca para darle a los hombres sostenimiento y orientación en sus vidas".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Benedicto XVI comentó luego que este árbol de Navidad "será en las siguientes semanas, motivo de alegría para los romanos y para los muchos peregrinos de todas partes del mundo que vendrá a la Ciudad eterna en ocasión de la festividad de la Natividad de Cristo".
Luego de asegurar que poder ver el árbol y el pesebre será motivo de alegría también para él, el Papa subrayó que "si el hombre se deja tocar e iluminar por el esplendor de la verdad viviente que es Cristo, experimentará una paz interior en su corazón y se convertirá él mismo en operador de paz en una sociedad que tiene tanta nostalgia de reconciliación y redención".
Finalmente, Benedicto XVI expresó sus "mejores deseos para una fiesta de Navidad llena de gracia" y pidió a los peregrinos austriacos comunicar sus saludos "a vuestras familias y a todos vuestros compatriotas. Os aseguro mis oraciones por vuestras familias y por vuestro estupendo país. Os confío a la intercesión de María, Patrona de Austria, y del Patrón de la región, Leopoldo, que ahora, como bellísima escultura, podrá sentirse 'en casa' también en mi habitación. ¡Que el Señor proteja vuestra región y bendiga a toda Austria!"