La periodista Lucetta Scaraffia explicó que la mala imagen que con frecuencia los medios proyectan de la Iglesia Católica se debe a que ésta es la "única institución importante que se opone razonablemente a prácticas y procedimientos contrarios a la dignidad de todo ser humano".
En un artículo titulado "Cuando la carrera por las víctimas oscurece la realidad", publicado en L'Osservatore Romano (LOR), Scaraffia señala que la Iglesia Católica "es la única que indica sin descanso quiénes son las verdaderas víctimas" con situaciones que van contra los derechos humanos de las personas.
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Para la periodista las verdaderas víctimas "no son los homosexuales cuando son discriminados sino los hijos que quieren o quisieran tener, no son las mujeres que abortan o son obligadas a abortar (solamente) sino también y sobre todo los fetos privados de la posibilidad de nacer; no son tanto los enfermos sino sobre todos los embriones a quienes se les impide el desarrollo vital".
Tras comentar cómo los medios manipulan la información con tal de hacer quedar mal a la Iglesia, la periodista subraya que "la explicación de las verdaderas motivaciones que han obligado a la Iglesia a no adherir" propuestas como la convención de discapacitados o la "despenalización" de la homosexualidad, "que contienen muchos elementos positivos, pero también otros inaceptables para la moral católica, como la posibilidad del aborto para los discapacitados y la aceptación del matrimonio para las personas homosexuales, con la consiguiente apertura de la adopción y la procreación artificial – al final no ha sido casi considerada, incluso cuando esta explicación ha sido dada a conocer fielmente".
Lucetta Scaraffia comenta luego que "como ha escrito el filósofo francés Marcel Gauchet, luego de la caída de las ideologías, la fe en el porvenir ha sido reemplazada por la indignación y la culpabilidad, es decir 'por la tiranía omnipotente de los buenos sentimientos'; para la que no importa tanto la búsqueda de la justicia y la verdad, sino sobre todo la capacidad de lograr presentarse como víctima" para lo cual los ejemplos sobran, explica.
"En marzo de 2007", por ejemplo, "en una reunión de la comisión del organismo de Naciones Unidas que se encarga de la situación de las mujeres en el mundo, ningún país europeo –así como también ninguno asiático directamente llamados a la causa – 'quiso apoyar el pedido de la delegación de Estados Unidos para que fuese colocada en el documento final una clara condena del infanticidio y del aborto que busca la selección del sexo del nascituro'".
Esto, concluye Scaraffia, reflejaba el temor de todos de "terminar discutiendo los llamados derechos reproductivos de la mujer (que incluye el 'derecho' al aborto), con una opción entre las víctimas, por lo menos discutible. Un ejemplo, entre muchos, de la realidad escondida detrás de la cual se quiere presentar una 'raza' de los más piadosos y los más buenos".