El Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU, Mons. Celestino Migliore, en su intervención por el 60 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, destacó que los derechos humanos y su protección deben asegurar dos objetivos: "la promoción del bien común y la protección de la libertad humana".
Así lo indicó el Nuncio al recordar el discurso del pasado 18 de abril del Papa Benedicto XVI a la ONU en Nueva York. Asimismo, el Arzobispo subrayó que la Declaración "claramente muestra que los derechos humanos, que requieren aplicación y protección, no son solo una expresión de mera legalidad sino que encuentran su fuente y sus fines en la ética y en la razón natural comunes a todos los hombres".
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"Se puede decir también –continuó– que con esta proclamación toda la familia humana ha afirmado que el respeto de los derechos es el resultado de la justicia y la garantía de la paz. Mediante la protección internacional de los derechos, las personas, los pueblos, los estados y gobiernos han manifestado la voluntad de evitar conflictos y confrontaciones mayores para proceder en vez de ello en un camino de unidad que consiste en cooperación e integración".
Luego de recordar lo esencial que es el bien común, el Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU advirtió que "no podemos dejar de reconocer que la primera violación de los derechos viene de la falta de condiciones de vida esenciales, cuando prevalece una desigual distribución de la riqueza, condiciones de pobreza, falta de asistencia médica. No es por accidente que las primeras metas del milenio proclamadas por las Naciones Unidas buscan adecuadamente sobreponer esta situación que involucra a una parte sustancial de la población del mundo".
"En cuanto a la libertad humana, proteger sus distintas dimensiones y manifestaciones no solo garantiza la construcción del bien común y sobrepone las amenazas a la dignidad de toda persona, sino que también reconoce que 'todas los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos'", precisó.
Libertad religiosa
Al hablar luego específicamente sobre la libertad religiosa, el Nuncio aseguró que la Declaración "concretamente proporciona una manifestación que es al mismo tiempo individual y comunitaria, y no contradice la dimensión del ciudadano de la de aquel del creyente, reconociendo la plena libertad de relación entre la persona y su Creador. Ningún principio, ninguna ley internacional o internacional puede cancelar o limitar esta relación si se quiere reconocer con coherencia los derechos proclamados hace 60 años".
"La libre relación entre la persona y su Creador, hoy como entonces, no debe estar limitada al ejercicio de la creencia religiosa, sino que debe estar abierta a la expresión pública del culto religioso a través de canales de formación, instrucción y plena participación en la toma de decisiones de un país determinado".
Finalmente, el Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU precisó que "los derechos humanos no son una remembranza histórica, sino el resultado de los deberes responsables de todos. Deberes necesarios en un mundo que tiene medios adecuados y estructuras especializadas para ponerle fin al escándalo del hambre y la pobreza, para garantizar la seguridad que no es violada; para salvaguardar la vida de todos en todo momento".
"Celebrar este día significa colocar a la persona en el corazón de la comunidad internacional y sus leyes para superar los obstáculos presentes en el camino de la humanidad", concluyó.