El Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Mons. Rino Fisichella, señaló que "la vida no es un contenido negociable. Sin importar las leyes de los hombres siempre estará fundada en el principio de indisponibilidad que ninguna acción política puede atentar en su inviolabilidad y sacralidad".
Así lo expresó el Arzobispo en un reciente editorial del diario del Episcopado italiano Avvenire recogido por L'Osservatore Romano, en relación a la reciente legislación a favor de la eutanasia en Luxemburgo, ante la cual el gran Duque Enrique I, expresó su oposición. Mons. Fisichella también indicó que "quien se confía al deseo de la muerte abre las puertas al arbitrio y mina los fundamentos de la vida social y civil".
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El Presidente de la Pontificia Academia para la Vida dijo además que todo parlamentario católico "en conciencia recta debe oponerse con su voto a una ley que sostiene la legitimidad de la eutanasia. La libertad del parlamentario afecta al bien común cuando su opción política se funda en un terreno relativista que confunde como lícitas todas las posiciones en nombre de la libertad individual".
Tras explicar que ninguna institución parlamentaria puede esconderse detrás de falacias cuando está llamada a legislar sobre el inicio de la vida y su fin, el Arzobispo explicó que toda vida deber ser defendida y que "el principio de autodeterminación, que con frecuencia algunos invocan, está comprendido en su justa interpretación".
Eso, precisó, "puede siempre ser solamente un acto con el que se elige la vida, nunca la muerte. Contrariamente estaríamos en presencia de una elección arbitraria que no tiene nada que ver con la libertad".