El Papa Benedicto XVI afirmó que “a pesar de que lamentablemente muchos europeos parecen ignorar las raíces cristianas de Europa, están vivas, y deberían trazar el camino y alimentar la esperanza de millones de ciudadanos que comparten los mismos valores”.
El Santo Padre hizo estas reflexiones en el mensaje que dirigió al Cardenal Jean-Louis Tauran y al Arzobispo Gianfranco Ravasi, respectivamente presidentes de los Pontificios Consejos para el Diálogo Interreligioso y de la Cultura, con motivo de la Jornada de estudio promovida por los dicasterios sobre el tema: “Culturas y religiones en diálogo”.
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“La Europa contemporánea, que se asoma al tercer milenio, es fruto de dos milenios de civilización. Fundamenta sus raíces tanto en el enorme y antiguo patrimonio de Atenas y de Roma, como sobre todo en el fecundo terreno del cristianismo, que se ha revelado capaz de crear nuevos patrimonios culturales, recibiendo la contribución original de todas las civilizaciones”, precisó el Pontífice.
Tras destacar que en el panorama actual “es muy importante reflexionar sobre las antiguas raíces de las que ha fluido linfa abundante a lo largo de los siglos”, Benedicto XVI invitó a los creyentes a “promover iniciativas de diálogo intercultural e interreligioso para estimular la colaboración sobre temas de interés recíproco, como la dignidad de la persona humana, la búsqueda del bien común, la construcción de la paz, el desarrollo”.
Asimismo, precisó que “para que un diálogo sea auténtico no debe ceder al relativismo y al sincretismo y debe estar animado por un respeto sincero a los demás y por un espíritu de reconciliación y de fraternidad generoso”.
“Animo a cuantos se dedican a la construcción de una Europa acogedora, solidaria y cada vez más fiel a sus raíces, y en particular, exhorto a los creyentes a que contribuyan no solo a la custodia del patrimonio cultural y espiritual que les caracteriza y que forma parte de su historia, sino a que se comprometan cada vez más a buscar nuevos caminos para afrontar adecuadamente los grandes desafíos de la época postmoderna”, señaló.
“Entre estos, me limito a citar la defensa de la vida humana en todas sus etapas, la tutela de todos los derechos de la persona y de la familia, la construcción de un mundo justo y solidario, el respeto de la creación, el diálogo intercultural e interreligioso”, concluyó.