Durante el homenaje que tradicionalmente rinde cada 8 de diciembre a la Virgen María ante la estatua de la Inmaculada Concepción ubicada en la Plaza de España en Roma, el Papa Benedicto XVI pidió la ayuda de la Madre de Dios para que los cristianos sean el “alma del mundo” a pesar de las dificultades presentes.
“Sé una Madre amorosa para nuestros jóvenes, para que tengan el valor de ser ‘centinelas del mañana’ y otorga esta virtud a todos los cristianos, para que sean alma del mundo en esta época no fácil de la historia”, señaló el Pontífice ante miles de fieles reunidos en el homenaje.
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Antes de llegar a la Plaza, el Papa se detuvo en la iglesia de la Santísima Trinidad, donde saludó a los Padres Dominicos y a la Asociación de Comerciantes Romanos. Una vez ante la estatua bendijo una cesta de rosas que fue colocada en el pedestal de la columna de la Inmaculada.
Benedicto XVI recordó su reciente viaje a Lourdes, con motivo del 150 aniversario de la aparición de la Virgen a Bernadette Soubirous y cuya celebración concluyó ayer. "Si la convicción sobre la concepción inmaculada de María existía ya muchos siglos antes de la aparición de Lourdes ésta añadió un sello celeste después de que mi antecesor, el beato Pío IX, definió el dogma el 8 de diciembre de 1854", indicó.
El Papa aseguró que "en María reconocemos la ‘sonrisa de Dios’, el reflejo inmaculado de la luz divina; en Ella encontramos la nueva esperanza, incluso en medio de los problemas y los dramas del mundo".
"No hay rosas sin espinas, que para nosotros representan las dificultades, los sufrimientos, los males que han marcado y marcan la vida de las personas y de nuestra comunidad. A la Madre se le ofrecen las alegrías, pero también las preocupaciones, convencidos de encontrar en ella el consuelo para no abatirse y salir adelante", agregó.
Benedicto XVI confió a la Virgen a “los niños, sobre todo los enfermos, los jóvenes con problemas y los que padecen las consecuencias de situaciones familiares difíciles" y también " a los ancianos solos, a los emigrantes para los que es duro ambientarse, a las familias que no pueden cuadrar las cuentas, los que no tienen trabajo o lo han perdido".
"¡Enséñanos María a ser solidarios con los que atraviesan dificultades, a colmar las desigualdades sociales, cada vez más grandes!; ¡ayúdanos a cultivar un sentido más profundo del bien común, del respeto de los bienes públicos, a aportar cada uno nuestra contribución para construir una sociedad más justa y solidaria!".
"Tu belleza nos asegura que es posible la victoria del amor; todavía más: es cierta. Nos garantiza que la gracia es más fuerte que el pecado y por lo tanto es posible el rescate de cualquier esclavitud. ¡Oh María!, tú nos ayudas a creer con más confianza en el bien, a apostar por la gratuidad, por el servicio, por la no violencia, por la fuerza de la verdad. Nos alientas a permanecer despiertos, a no ceder a la tentación de evasiones fáciles, a hacer frente a la realidad con valor y responsabilidad", señaló.