El Obispo de Celaya, Mons. Lázaro Pérez Jiménez, recordó que en este tiempo de Adviento "la Iglesia invita a sus hijos a preparar espiritualmente el corazón de forma que la fiesta no se reduzca a lo puramente exterior y festivo, sino que sea un acontecimiento significativo que encauce al hombre a un encuentro con la persona de Jesucristo".
En su carta titulada "La alegría de la Navidad", el Obispo señaló que el Señor Jesús es "el único capaz de transformar la vida de la persona ofreciendo motivos suficientes para alcanzar una vida feliz y digna. Celebrar la Navidad sin haber experimentado el encuentro con la persona de Jesucristo, sería tanto como recordar un hecho carente de trascendencia y nuestra fe nos asegura que la venida del Hijo de Dios en la carne es el cumplimiento de las aspiraciones legítimas de la humanidad entera".
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Mons. Pérez advirtió luego que "los gastos excesivos en la adquisición de bienes superfluos, a más de contradecir el sentido de sencillez, pobreza y humildad con el que Jesús vino al mundo, ofenden a quienes menos tienen o carecen de todo, incluso de lo más indispensable".
"Los pobres están llamados a participar de los bienes necesarios que hasta el momento nuestro mundo, los sistemas económicos existentes y la indiferencia de quienes se encuentran en mejor posición, les han negado y cuya situación de exclusión clama al cielo", precisó.
Tras explicar el proceso de inculturación con el que el Evangelio se ha ido plasmando en distintas manifestaciones de devoción y piedad popular, el Obispo de Celaya instó a los fieles a que "hagamos de la Navidad la gran fiesta de alegría pero convencidos que el mayor gozo es recibir a Jesús que viene y nos enseña a descubrirlo en el rostro de cada pobre o empobrecido que espera de nuestra actitud solidaria. Sólo así podremos experimentar que la Navidad trae felicidad".