El Papa Benedicto XVI recibió en el Vaticano a los obispos de la Conferencia Episcopal de Chile al final de su visita "ad limina" y en su discurso les recordó que "todos los sectores pueden ser iluminados con la luz de la fe".
El Santo Padre aseguró que la luz de la fe debe alumbrar "el mundo de la cultura, de la ciencia y la política, en la promoción de la familia, fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer, en la creación de condiciones de trabajo más justas y en la ayuda a los más desfavorecidos, en el cuidado del medio ambiente, en la defensa de la vida humana en todas las etapas de su existencia y en el derecho y obligación de los padres a la educación moral y espiritual de sus hijos".
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Tras expresar su alegría por el encuentro que le permite "compartir las fatigas apostólicas en esa amada tierra chilena", Benedicto XVI invitó a los obispos chilenos a "cultivar una intensa vida interior y de fe profunda, porque en el trato íntimo con el Maestro en la oración maduran las mejores iniciativas pastorales para responder a las necesidades espirituales del pueblo fiel".
Refiriéndose a las orientaciones pastorales que los obispos chilenos han elaborado a partir de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, el Papa afirmó que "el hombre de hoy siente urgente necesidad de ejemplos de vida verdaderamente evangélicos y coherentes. Por eso, la santidad de todos los miembros de la Iglesia y especialmente de sus pastores, es uno de los dones más preciosos que podéis ofrecer a vuestros hermanos".
Asimismo, alentó a los pastores a estar muy cerca de los sacerdotes y seminaristas. "Mostraos muy cercanos en sus dificultades y ayudadles para que, entre las múltiples actividades que llenan su jornada, sepan dar la primacía a la oración y a la celebración de la Eucaristía, que los conforma a Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote", indicó.
El Papa Benedicto XVI destacó el trabajo de los pastores para que "los laicos asuman con responsabilidad y madurez las exigencias de su bautismo, participando según su propia condición laical en la misión de toda la Iglesia. Ellos han recibido como vocación específica la santificación del mundo, transformándolo desde dentro según el proyecto de Dios".
Benedicto XVI también confío "encarecidamente" a los prelados "la actividad caritativa en favor de los pobres", subrayando que "a ejemplo de la primera comunidad de discípulos, hemos de intentar que la Iglesia, como familia de Dios, sea un lugar de ayuda recíproca".
Finalmente, los animó a "seguir cultivando el espíritu de comunión con el Romano Pontífice y con los demás hermanos obispos, sobre todo dentro de la misma Conferencia Episcopal y de la Provincia Eclesiástica. Sed para todos verdaderos modelos e instrumentos de comunión".