El Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi, salió al paso de algunos reportes periodísticos que tergiversaron recientes declaraciones del Observador Permanente del Vaticano ante la ONU, Mons. Celestino Migliore, y precisó que "nadie quiere defender la pena de muerte para los homosexuales".
El sacerdote se refirió a una entrevista concedida por Mons. Migliore a la agencia francesa I Media. "La entrevista de Mons. Migliore, leída integralmente, dice cosas claras y que se comparten en pleno. Obviamente, nadie quiere defender la pena de muerte para los homosexuales, como alguien quisiera hacer creer", indicó.
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"Los conocidos principios de respeto de los derechos fundamentales de la persona y del rechazo de toda injusta discriminación –que están sancionados clara y expresamente en el mismo Catecismo de la Iglesia Católica– excluyen evidentemente no sólo la pena de muerte, sino todas las legislaciones penales violentas o discriminatorias contra los homosexuales", agregó.
El sacerdote explicó que "aquí se trata de algo más, no sólo de ‘despenalizar la homosexualidad’ –como se ha escrito– sino de introducir una declaración de valor político que se puede reflejar en mecanismos de control, según los cuales toda forma –no sólo legal, sino también relativa a la vida de grupos sociales o religiosos– que no ponga exactamente en el mismo plano toda orientación sexual, puede ser considerada contraria al respeto de los derechos del hombre".
"Ello puede volverse claramente instrumento de presión o discriminación en relación con aquel que –sólo por poner un ejemplo muy claro– considera el matrimonio entre un hombre y una mujer, como la forma fundamental y originaria de la vida social y como tal se debe privilegiar. No por nada, menos de 50 estados miembros de las Naciones Unidas se han adherido a la propuesta en cuestión, mientras que más de 150 no se han adherido. La Santa Sede no está sola", indicó.
En la entrevista, Mons. Migliore se refirió a la Declaración Universal de los derechos del Hombre y, en particular, a la propuesta francesa de despenalización universal de la homosexualidad.
Sobre el proyecto de introducir el aborto entre los derechos humanos, el Arzobispo dijo que se trata de una "barbarie moderna" que "lleva a desmantelar nuestras sociedades".