La Santa Sede alentó a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) a afrontar la situación del mundo rural y las perspectivas de la alimentación.
Mons. Renato Volante, jefe de la delegación de la Santa Sede en la 35 sesión especial de la Conferencia de la FAO, reafirmó "la disponibilidad de la Iglesia Católica, de sus estructuras y organizaciones para contribuir en este esfuerzo a fin de que cada persona reciba ‘el pan de cada día’".
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"Considerando los datos sobre la actividad desarrollada por la FAO, se nota un empeño constante y activo que responde cada vez más a las necesidades de los estados miembros, especialmente de aquellos cuyo sistema económico requiere caminos diversos para el desarrollo del sector agrario y para satisfacer el aumento de las necesidades alimentarias", indicó.
Asimismo, sostuvo que "reformar la FAO significa compartir la idea de que la lucha contra el hambre es una situación determinada por múltiples factores y por los objetivos que la animan, entorno a los cuales se elaboran a menudo estrategias orientadas desgraciadamente a favorecer sectores particulares en vez de favorecer una visión unitaria: la que sitúa en el centro las exigencias de la persona".
"Los efectos negativos de este enfoque en el sector agrario son evidentes, sobre todo en aquellas zonas donde pesan más la pobreza, el subdesarrollo, la desnutrición y la degradación del ambiente", agregó.
También señaló que "la delegación de la Santa Sede está firmemente convencida de que tanto la estructura de la FAO como los compromisos de ese organismo deben resaltar la función clave de la agricultura en los procesos de desarrollo, promoviendo en primer lugar no la simple gestión, sino criterios de gestión precisos e intervenciones que respondan a las necesidades".
"Esto significa que para reforzar la producción agrícola y satisfacer la creciente demanda de alimentos no se pueden olvidar las razones de la seguridad alimentaria, y por ende, la salud de los consumidores, además del carácter sostenible de la producción agraria y la defensa del ambiente. Para esos objetivos que todos los estados, de una forma u otra, consideran prioritarios, es necesario que la FAO siga disponiendo de los recursos y de la confianza necesaria por parte de la comunidad internacional", concluyó.