La Congregación para la Causa de los Santos ha aprobado el milagro de la curación inexplicable de Begoña León Alonso, una madrileña de 38 años que sufrió del Síndrome de Hellp durante su embarazo y que al momento de ser intervenida para salvar a su hijo quedó en estado de muerte cerebral, por intercesión del Beato María Rafael Arnaiz Barón, un monje trapense fallecido a los 27 años.
Según explica el diario La Nueva España, en el año 2000, Begoña León enfermó estando embarazada y se le practicó una cesárea en el Hospital Gregorio Marañón para salvar al niño. El estado de la paciente empeoró y tuvo que ser operada de urgencia. La operación salió mal y la mujer entró en estado de muerte cerebral.
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Una hermana del convento cisterciense de San Bernardo de Burgos tuvo conocimiento del caso por la familia de la enferma, por lo que las religiosas del convento decidieron rezar una novena dedicada al hermano Rafael para propiciar la curación de la joven. A partir de entonces Begoña comenzó a evolucionar hasta reponerse por completo.
Ahora, para su canonización, hace falta que el Papa firme el decreto que debe redactar la Congregación para las Causas de los Santos.
Su vida
Rafael Arnáiz Barón nació en el paseo de la Isla, Burgos, el 9 de abril de 1911. Su padre, Rafael Arnáiz Sánchez de la Campa, era natural de Villasandino (Burgos), y su madre, Mercedes Barón Torres, de padre militar, había nacido en Manila (Filipinas).
En 1923, cambia el destino de su padre como ingeniero de montes y la familia se establece en Oviedo. Rafael y sus hermanos ingresarán en el Colegio San Ignacio, de los Jesuitas. Inició después la carrera de Arquitectura, en Madrid, pero descubre entonces su vocación contemplativa e ingresa en el monasterio trapense de Dueñas, el 15 de enero de 1934. Una virulenta diabetes y la Guerra Civil le obligarán a abandonar en tres ocasiones el monasterio, con los subsiguientes reingresos.
El 26 de abril de 1938 fallece en la enfermería del convento, tras un coma diabético. Fue beatificado por Juan Pablo II en 1992 y en ese mismo año el Ayuntamiento de Oviedo puso su nombre a una de sus calles.