El Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Arzobispo Rino Fisichella, destaca en un artículo publicado por L'Osservatore Romano que "una ciencia que quisiera experimentar con la vida humana sin sentir la necesidad de un reclamo ético se pone a sí misma fuera de juego, porque se prestaría a ser blanco de sospecha de estar al servicio de los poderosos de turno y no del bien de toda la humanidad".
Tras recordar que la Iglesia es experta en humanidad, "como dijera Pablo VI ante las Naciones Unidas" y que en toda su historia siempre ha defendido la vida y la dignidad humanas, el Arzobispo resalta que ésta " posee para los cristianos una sacralidad porque es primero que nada misterio, desde su inicio hasta su fin evidencia lo que la naturaleza tiene en sí que es ininteligible, que aún ahora no es capaz de caer ante el análisis más crítico ni se equipara a la máquina más precisa; y por ello debe ser respetada por todos".
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"Cuando se habla de vida humana, en resumen, no se está en presencia de una materia manipulable, se está ante la dignidad intrínseca que merece por lo menos respeto", precisa.
Así como los estados están en capacidad de defender y promover la vida humana; y opinar en los asuntos concernientes a ella, "del mismo modo, la libertad de la Iglesia de expresar su propia enseñanza no puede ser limitada por algunos científicos o intelectuales, que consideran que de estos contenidos no debemos hablar".
"Si otros encuentran sus certezas en la ciencia no encontrarán en nosotros a opositores. Solo desearíamos con gran respeto recordar que también la ciencia no tiene certezas definitivas y que el misterio de la existencia humana, con sus preguntas inevitables de sentido, también vale para ellos. No necesariamente deben escuchar a la Iglesia Católica, pero si mantienen abierta la puerta de su razón y dan espacio a la fuerza del razonamiento es suficiente", continuó.
Asimismo, el Arzobispo precisa que "esto, al final, será también el filtro para verificar quien se adhiere a los fundamentalismos confesionales o laicistas, que de hecho no sirven para dirigir a una visión compartida para la salvaguarda y el respeto de la vida humana".