El Obispo de Tarazona, Mons. Demetrio Fernández, recordó que Dios quiere la salvación de todos, pero que depende del hombre usar correctamente su libertad para llegar al Cielo, que es la Patria, la Casa de Dios; y no caer en el Infierno, que es "el estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados", como enseña el Catecismo.
"Dios no nos ha creado para hacernos sufrir. Dios nos ha creado para que seamos felices con Él, y esa felicidad no se acabe nunca", afirmó el Prelado en una reciente carta. Sin embargo, explicó, el proyecto de Dios para los hombres "lo ha condicionado a nuestra libertad humana. Y el hombre libremente se ha apartado de Dios por el pecado".
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"Esta catástrofe no tiene su origen en Dios, puesto que de Dios sólo procede el bien. Esta catástrofe la ha ‘inventado’ el hombre, acarreándose su propia desgracia, su propia ruina", señaló Mons. Fernández; pero recordó que gracias a la misericordia del Padre, vino Cristo para salvar a todos y, "por su muerte y resurrección, nos ha abierto el camino" del retorno.
"El hombre, en sus pasos perdidos, ha sido encontrado por Jesucristo, que lo ha cargado sobre sus hombros y lo ha llevado a la Casa del Padre. Eso es el Cielo, estar con Jesucristo, y que nunca se acabe", afirmó.
Sin embargo, advirtió que un mal uso de la libertad puede llevar a las personas a caer en el Infierno, que "es apartarse de Dios, y apartarse para siempre".
"El Infierno es la contradicción del plan de Dios. Dios que quiere que todos los hombres se salven puede encontrarse con la libertad obstinada del hombre que no quiere saber nada de Dios y le da la espalda", advirtió.
Mons. Fernández destacó la misericordia de Dios e indicó que "mientras dura la etapa terrena, todo hombre, por muy perdido que esté, es continuamente invitado a convertirse y volver a Dios", quien lo perdonará "aunque sea en el último instante de su vida". Sin embargo, advirtió, si el hombre muere "en situación de alejamiento de Dios por su culpa, quedará para toda la eternidad apartado de Dios".
"Pensemos en el Cielo con el deseo de ir con Dios. Y pensemos en el Infierno para evitarlo con nuestra responsabilidad y con nuestra conversión permanente. Oremos unos por otros para que nadie se pierda eternamente", exhortó.