El Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, ha enviado una carta dirigida a los sacerdotes con motivo de la solemnidad de Santa María la Real de la Almudena, Patrona de Madrid, en la que les recuerda los actos programados para conmemorar esta festividad, que se celebra el próximo domingo 9 de noviembre, y les invita a participar en los mismos, tanto a ellos como a sus feligreses.
Para el Cardenal, la devoción a la Virgen de la Almudena "se hace cada vez más sólida en nuestros corazones, hogares e instituciones de la Archidiócesis: parroquias, colegios y comunidades cristianas". "En su venerada imagen descubrimos el rostro de Aquella que al pie de la cruz recibimos como último don de Cristo: su Madre y nuestra Madre", señala.
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En referencia a la Vigilia de oración que se celebrará el sábado 8 de noviembre en la Catedral, el Purpurado señaló que habrá una "especial presencia de jóvenes que, sin excluir a otras personas, tienen una espléndida ocasión para manifestar su amor a la Virgen y reflexionar sobre el sentido de la vida y vocación cristianas, y para dar gracias a Dios por la especial atención del Papa Benedicto XVI al designar Madrid como sede de la Jornada Mundial de la Juventud en el año 2011".
En cuanto al lema elegido para este año, "Bendito el fruto de tu vientre", el Arzobispo de Madrid explicó que son las palabras de Santa Isabel a la Virgen María. "Alabamos y bendecimos a la Virgen porque nos ha dado a Cristo, fruto de sus entrañas virginales, y porque nos permite dar a Cristo a los demás en la medida en que vivimos como Ella la actitud de fe y obediencia a la Palabra de Dios. Imitando a María, Madre y Maestra de la vida cristiana, Cristo nacerá en el corazón de los hombres y de nuestra sociedad gracias a la palabra y al testimonio de los cristianos", consideró.
Asimismo, invita a sacerdotes y feligreses a participar en los actos en honor a la Patrona de Madrid, "de forma que toda la Iglesia diocesana viva la unidad y comunión en torno a nuestra Madre", porque "María está en el centro de la vida eclesial y Ella nos permite acceder a Cristo". Y concluye su carta encomendando a los sacerdotes a "Nuestra Señora de la Almudena".