El candidato presidencial demócrata Barack Obama causó consternación entre el público hispano al apoyar en una entrevista televisiva la deportación de su tía Zeituni Oyanango, hermana de su padre, quien vive ilegalmente desde hace cuatro años en Estados Unidos.

A pesar que el público hispano percibía en Obama una mayor tolerancia hacia los inmigrantes, el candidato declaró a la cadena televisiva CBS que si su tía keniana violó la ley migratoria estadounidense debe ser deportada. “Creo fervientemente que hay que obedecer la ley”, arguyó el candidato.

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Luego que la prensa revelara que la tía de Obama es una inmigrante ilegal que reside en Boston, los miembros de su campaña descartaron que el candidato se haya comunicado con ella en los últimos años.

Asimismo, informaron que han devuelto una donación de 260 dólares hecha por Oyanango. La mujer reside en Boston en situación irregular desde que un juez de los servicios de inmigración estadounidense rechazara su expediente. Según la ley electoral, los extranjeros no residentes no pueden entregar dinero a campañas electorales.

Hace unas semanas, el Arzobispo de San Antonio (Texas), Mons. José Gomez, la autoridad eclesiástica hispana más relevante del Episcopado estadounidense, abordó el tema de la inmigración y lamentó que los candidatos presidenciales “no quieran considerar este problema antes de las elecciones”.

El Arzobispo recordó que se hayan aprobado solo en este año unas 200 leyes contra los inmigrantes en 40 estados. “Muchas de estas leyes son claramente vengativas, tan obviamente destinadas a herir e intimidar, que me preocupa que el resultado va a ser reducir el respeto por la ley.  La ley no debiera usarse para asustar a la gente, para invadir sus hogares y lugares de trabajo, para separar las familias. Desde un punto de vista práctico, no veo cómo puedan estas medidas resolver problema alguno.  En vez de eso, crean nuevos problemas”, indicó.

“Hay demasiada ira.  Demasiado resentimiento, demasiado temor, demasiado odio.  Hace daño a la gente.  Y no es bueno que la gente esté consumida por el odio y el temor.  No es bueno para sus almas.  Y no es bueno para nuestro país”, agregó.

El Arzobispo pidió que “tan pronto como haya pasado esta elección y tengamos un nuevo gobierno, necesitamos insistir que nuestros líderes se arremanguen las mangas y se pongan a trabajar en una reforma comprensiva de la inmigración”.