En su reflexión televisiva semanal en el programa "Claves para un Mundo Mejor", Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, exhortó a "evangelizar una cultura descristianizada" al invitar a recuperar y "celebrar como corresponde el día de Todos los Santos y el de los Fieles Difuntos".
En su alocución, el Arzobispo recordó que hace algunos años "se intentaba transmitir un mensaje de serenidad sobre todo el 2 de noviembre. La visita al cementerio era una práctica común, que indicaba también que esas fiestas tenían una vigencia cultural", mientras que ahora "la supresión del feriado influye negativamente" y "además, ahora nos ha invadido la tristísima moda de Halloween".
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"Creo que, entonces, es necesario recordar qué significan para nuestra fe estas dos conmemoraciones y retomar la vivencia de las mismas para darles, luego, en la vida de los fieles, una nueva proyección cultural", comentó.
El Arzobispo destacó que "la Fiesta de Todos los Santos viene a recordarnos cuál es nuestra meta" y que "es un momento para pensar en el cielo, ya que celebramos a la multitud de los bienaventurados, de aquellos que viviendo la fe cristiana alcanzaron la salvación y gozan con Cristo en la gloria. Es la imagen del Cielo como meta de la vida del hombre y del cristiano la que se nos propone en esta solemnidad, la perfección del amor como ideal a lograr".
A su vez la conmemoración de todos los Fieles Difuntos, dijo, "nos invita a orar, a ofrecer nuestras buenas obras, la visita al cementerio, que está indulgenciada por la Iglesia, la celebración de la Misa, la participación en la Eucaristía por nuestros hermanos difuntos… en el encuentro con Cristo más allá de la muerte, en el trance de la purificación, no estamos solos sino que interviene, en este encuentro, la Iglesia toda con su oración, con su súplica, con su sufragio".
Mons. Héctor Aguer se preguntó "¿cómo se hace para que estas fiestas que tienen que ver con verdades tan bellas y consoladoras de nuestra fe adquieran una nueva vigencia cultural?" indicando que "es evidente que no se puede improvisar nuevas expresiones espirituales y culturales de estos misterios de la fe que se celebran el 1º y el 2 de noviembre. Se trata de evangelizar una cultura descristianizada".