El Sub-Secretario del Pontificio Consejo para los Laicos, Dr. Guzmán Carriquiry, explicó las verdaderas y falsas esperanzas de América Latina, en una conferencia dictada en el marco del ciclo de reflexiones que se realiza en Roma sobre la encíclica Spe Salvi, promovido por la asociación internacional "Caridad política".
En su ponencia titulada "El continente de la esperanza a la luz de la encíclica Spe Salvi", Carriquiry recuerda cómo "en medio de las contradicciones y los compromisos de aquella fase histórica constituyente, era anunciado el Dios de la vida, el Dios lento a la ira y rico en misericordia. La tierra prometida del nuevo mundo era así considerada la cuna de nuevos pueblos, de una nueva sociedad, una suerte de génesis humana, moral y espiritual frente a una Europa que era asediada por la 'media luna' islámica".
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Carriquiry precisa luego que a este tiempo de "gran esperanza cristiana" le siguió otro durante el siglo XVII en el que hubo "postración eclesiástica, debilidad del clero romano y control de las iglesias locales por parte de los monarcas nacionales" con lo que las esperanzas comenzaron a concentrarse en "las guerras de independencia, emancipación del dominio español y portugués".
Al hablar luego de la segunda mitad del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX en la que la esperanza secular se concentraba en el desarrollo de la revolución industrial, el experto señala que las distintas revoluciones como la rusa, la mexicana y la primera generación estudiantil de la "reforma de Córdoba" alienta, sin éxito luego, un cambio en el continente.
Tras rememorar los distintos esfuerzos para salir del subdesarrollo, el Dr. Carriquiry relata que en 1959 con la Revolución Cubana se genera una esperanza entre "vastos sectores de estudiantes e intelectuales, ansiosos de liberación, de solidaridad 'tercermundista', de renovación de un marxismo revolucionario, de construir de nuevo un socialismo, de edificación del 'hombre nuevo'" que finalmente demostraría su "incapacidad para superar muchos de los males" del hombre.
Luego de comentar que en los años 80's aparece "la esperanza de la transición hacia la democracia en América Latina", el Sub-Secretario comenta que "alguno ha hablado de la historia de América Latina como hecha de oportunidades perdidas y esperanzas frustradas. En realidad, han quedado encerradas entre la impotencia y la rabia, las esperanzas políticas e ideológicas de las distintas élites políticas e ideológicas que han querido imponer a la fuerza sus 'modelos' y sus intereses a la realidad".
La verdadera esperanza
"¡Y pese a todo esto –continúa– es otra la esperanza que anima la vida de los pueblos latinoamericanos! A veces, sí, una esperanza que va contra toda esperanza. Se trata de aquella esperanza sembrada por la evangelización y que ha llegado a ser matriz cultural y ethos espiritual de los pueblos".
Pese a los problemas y deficiencias en la transmisión del Evangelio, dice luego el Dr. Carriquiry, "más del 80 por ciento de los latinoamericanos todavía es bautizado en la Iglesia Católica" y esta "esperanza que anima a los pueblos latinoamericanos aparece como una luz frente al estancamiento espiritual dominante hoy en Europa".
Para el experto otros signos de esperanza para los pueblos tienen que ver con el crecimiento económico, gracias sobre todo "a los altos precios de los productos agro-alimentarios, minerales y energéticos" y al hecho de que ciertos sectores antes marginados "de la cosa pública no son más 'marginales' e irrumpen silenciosos en la escena de las naciones".
De otro lado, prosigue el Sub-Secretario del Pontificio Consejo para los Laicos, "hay otros que ven en el modo de construcción del 'socialismo del siglo XXI' en América Latina un camino de esperanza. Y cualquier cosa que se oponga a él origina el debate".
"No basta confundir el 'socialismo' con la concentración del poder político como una dinámica de estatización. Corre el riesgo de convertirse en una retórica ideológica si no está fundada en la ardua tarea de hacer un balance de los problemas, miserias y devastaciones provocadas por las experiencias históricas del 'socialismo real', que incluya necesariamente una crítica radical de los paradigmas ideológicos de un marxismo-leninismo que ha perdido toda fuerza persuasiva, atractiva y propositiva, ya sea por la socialdemocracia empantanada en un pragmatismo confuso y remodelada por el hedonismo que prevalecen en la sociedad del consumo y del espectáculo".
Para el D. Guzmán Carriquiry, "no hay mayor servicio a la esperanza que aquel de la misión evangelizadora de la Iglesia. El documento conclusivo de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida ilustra y propone luminosamente las razones y las vías de estas esperanza en misión".
Finalmente subraya que "el destino de los pueblos latinoamericanos y la misión de la Iglesia Católica están en gran medida entrelazados, al menos para las siguientes décadas del siglo XXI" y que "Dios sostiene nuestra esperanza, con frecuencia contra cualquier esperanza".