El Arzobispo de Guadalajara, Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, criticó a aquellos empresarios que se llaman católicos, pero que sin embargo no aplican "las verdades de la fe" en el mundo del trabajo.
"Hay muchos empresarios que ignoran la Doctrina Social de la Iglesia, que no han estudiado ni siquiera el catecismo elemental, y por lo tanto están muy lejos de aplicar las verdades de la fe al mundo del trabajo", expresó el Purpurado luego del encuentro entre los obispos de la Provincia Eclesiástica de Guadalajara y la Unión Social de Empresarios de México, una institución de inspiración católica fundada en 1957.
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El Arzobispo dijo que la reunión fue para "crear conciencia en los empresarios de que sus trabajadores son seres humanos; que son dueños de una dignidad muy grande que les viene por ser hijos de Dios", y que poseen derechos inalienables. El Cardenal Sandoval recordó que cada trabajador tiene una familia que mantener y que esta debe ser considerada parte de la empresa y "no un elemento abstracto".
Por ello, criticó que existan empresarios que son "creyentes de día domingo", que asisten a la iglesia para "ceremonias de lucimiento o compromiso social", o que se acuerdan de Dios "cuando sufren enfermedad grave"; pero que "regularmente están alejados de la Iglesia y su Doctrina Social, sobre todo en el trato a sus trabajadores".
El Arzobispo señaló que estas personas usualmente dan preferencia "a lo que significa el negocio y el incremento del capital, sin considerar al trabajador como un ser humano, sino como una pieza que si sirve, puede usarse; y si no, debe desecharse".
El Cardenal Sandoval recordó las enseñanzas de Juan Pablo II, quien señaló varias veces que "en el trabajo y en la empresa deben imperar valores de un humanismo profundo e integrarse una verdadera comunidad humana, donde todos sean respetados, donde todos puedan crecer y donde todos participen, tanto de las responsabilidades como de los legítimos beneficios obtenidos por la empresa".
Finalmente, el Arzobispo de Guadalajara dijo que no sólo los empresarios, sino también los políticos, economistas, maestros y personas vinculadas a los derechos humanos y al trabajo, deben conocer la Doctrina Social de la Iglesia e inspirarse en ella "para normar su vida y sus actos".