Este medio día el Papa Benedicto XVI, tras haber celebrado la Santa Eucaristía en el Santuario de la Virgen de Pompeya -en el sur de Italia-, rezó el Ángelus dominical con los miles de fieles y peregrinos que se dieron cita en la ciudad para la visita Pontificia. En sus palabras introductorias recordó la importancia de la oración como medio por excelencia para preparar el camino del Evangelio y los corazones para el misterio de Dios.
“A María encomendamos las grandes intenciones de la Iglesia y de la humanidad: rezamos por la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se está realizando en Roma y que tiene por tema: ‘La Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia’, para que pueda dar frutos de auténtica renovación en toda comunidad cristiana".
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"Otra especial intención de oración la hacemos por la Jornada Misionera Mundial, que en este Año Paulino propone a la meditación una célebre expresión del Apóstol de gentes: ‘¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!’”, dijo el Papa introduciendo el Ángelus.
Más adelante recordó que “el primer compromiso misionero de cada uno de nosotros es justamente la oración. Sobre todo rezando se prepara el camino del Evangelio; es rezando que se abren los corazones al misterio de Dios y se disponen los ánimos para acoger su Palabra de salvación”.
Asímismo hizo notar que la Iglesia celebra hoy la beatificación de los padres de Santa Teresita de Liseaux, Martin y Zélie Guérin, quienes con “su oración y con su testimonio evangélico acompañaron y compartieron el camino de la hija llamada por el Señor a consagrarse a Él sin reservas entre los muros del Carmelo”.
“Pensando en esta beatificación, me es grato recordar otra intensión que tengo en el corazón: la familia, cuyo rol es fundamental en la educación de los hijos para un espíritu universal, abierto y responsable hacia el mundo y sus problemas, así como en la formación de la vocaciones a la vida misionera”, dijo el Papa.
Benedicto XVI pidió también “la maternal protección de la Virgen de Pompeya por todos los núcleos familiares del mundo, desde ya pensando en el VI Encuentro Mundial de las Familias, programado para enero del 2009 en la Ciudad de México”.
Tras rezar el Ángelus el Papa saludó en diversos idiomas a los presentes e impartió su Bendición Apostólica.