El Presidente de la Pontificia Academia para la Vida y Rector de la Universidad Lateranense de Roma, Mons. Rino Fisichella, precisa que la Palabra de Dios es capaz de superar la ruptura que ha hecho que en un mundo secularizado la fe y la razón se separen y exista en muchos la idea de que la verdad es inalcanzable.
En su conferencia en el Congreso que se celebra en Roma por los 10 años de la Encíclica Fides et Ratio de Juan Pablo II, el Arzobispo señala, recordando que la encíclica de Juan Pablo II pone al centro de esta relación a la Palabra de Dios, que "la creación, con el hombre al centro de ella; el problema del mal y la libertad, cuestionan el sentido de las cosas de modo inevitable y exigen una respuesta. El cristianismo por su parte coloca al misterio de la Encarnación como la clave interpretativa del enigma humano y de la historia".
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Tras recordar que la encíclica critica la actual "crisis de sentido" y la consecuente "fragmentación del saber", Mons. Fisichella recuerda que "la razón es capaz de conocer la verdad y la dimensión metafísica del saber. En otras palabras, la encíclica propone la vía por la que se puede alcanzar la superación del conocimiento relegado a la esfera de la experimentación o de las ciencias empíricas: 'Deseo solo afirmar que la realidad y la verdad trascienden el hecho y lo empírico, y quiero reivindicar la capacidad que el hombre tiene de conocer esta dimensión trascendente y metafísica de modo real y cierto, si bien imperfecto y analógico'".
Para el Arzobispo, cuya ponencia ha sido publicada en L'Osservatore Romano, el desafío "que se debe cumplir es el de reencontrar la unidad del saber como condición no solo para la filosofía y la teología para que puedan dialogar entre sí sobre contenidos autónomos y también recíprocos, sino sobre todo para estar en capacidad de mostrarle a nuestros contemporáneos la respuesta de la que tienen necesidad insaciable: la del sentido".
"Sin este horizonte de sentido de la propia existencia, cada uno de los tentáculos del puro conocimiento empírico, experimental, hace que el hombre se convierta en incapaz de comprender plenamente su misterio, su vocación y el proyecto de su existencia personal en este mundo y en esta historia".
Finalmente, el Rector de la Universidad Lateranense precisa entonces que "el sentido de la existencia se funda en una unidad que abraza en sí lo que es peculiar del cristianismo: una atención a toda la personas, sin disminuirla en nada, en su capacidad de poderse abandonar a sí mismas en un acto de amor pleno y duradero en quien es la fuente misma del amor. El sentido de un recorrido encuentra su fin en la realización de lo que permitió su movimiento inicial: el sentido hacia la luz del amor".