El Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECR), Mons. Hugo Barrantes, exhortó a los legisladores católicos a rechazar los proyectos de ley que están en trámite en la Asamblea Legislativa y que abiertamente atentan contra la familia y la vida humana.
Durante una reunión con diputados católicos, el Prelado expresó la preocupación de la Iglesia por algunos proyectos de ley que pretenden modificar el Código de Familia y la ley de salud, para dar entrada a las uniones del mismo sexo y los llamados "derechos sexuales y reproductivos", que no es otra cosa que la promoción del aborto, la esterilización, métodos anticonceptivos y la introducción de la píldora del día siguiente.
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En ese sentido, entre los proyectos que atentan contra la vida y la familia, la oficina de prensa del Episcopado se refirió al 16182, que reforma el Código de Familia ampliando "la unión de hecho de un hombre y una mujer a la unión de hecho que nace del encuentro de ‘dos voluntades’, sin distinguir de que sujetos se trata". Además, señaló, existen otros textos que modifican dicho código para legalizar las uniones del mismo sexo, otorgándoles los mismos derechos que al matrimonio.
Asimismo, está el proyecto 16792, que reforma el artículo 21 de la Constitución y quita "el carácter de respeto absoluto a la vida humana". También está el proyecto 16887 que reforma la Ley General de Salud para incluir un capítulo de los llamados derechos sexuales y reproductivos.
Mons. Barrantes recordó que la Iglesia no pretende equipararse al poder político ni eliminar la libertad de expresión de los diputados católicos en cuestiones contingentes. Sin embargo, señaló, los obispos tienen el deber de, como "maestros de la fe", instruir e iluminar "la conciencia de los fieles, sobre todo de los que están comprometidos en la vida política, para que su acción esté siempre al servicio de la promoción integral de la persona y del bien común".
El también Arzobispo de San José señaló que el cristiano no puede tener dos vidas paralelas, una llamada "espiritual", con sus valores y exigencias; y otra denominada "secular". "El sarmiento, arraigado en la vid que es Cristo, da buenos frutos en cada sector de la acción y de la existencia. Así se evita la ruptura entre la fe y la vida", expresó.
En ese sentido, alentó a los diputados a "promover la verdad moral objetiva e irrenunciable que implica defender la vida humana y su dignidad desde la concepción hasta la muerte natural", proteger la familia fundada por un hombre y una mujer, defender el derecho de los padres a educar a sus hijos, trabajar por el bien común y velar por la libertad religiosa y la no discriminación.