Mons. Julio César Terán Dutari, Obispo de Ibarra (Ecuador), señaló durante el fin de semana en el marco del Sínodo de Obispos que se lleva a cabo en el Vaticano, que la teología de la liberación constituyó un grave factor distorsionante en la interpretación de la Sagrada Escritura en América Latina.
"En America Latina –señaló el Prelado– nació la así llamada teología de la liberación, que pretendía fundarse sobre una exégesis bíblica basada en la situación de pobreza del continente y orientada a los múltiples anhelos de liberación de nuestros pueblos", señaló el Prelado; quien destacó que "con razón, el Magisterio en varias ocasiones llamó la atención sobre los errores y peligros de estos textos, sin dejar de alentar a los teólogos para que la Sacra Escritura ilumine los nuevos caminos que la Palabra de Dios quiere cumplir respondiendo a las esperanzas y desafíos de hoy"
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Mons. Terán propuso en su exposición sacar cuatro conclusiones de la experiencia recorrida en América Latina.
"La reflexión teológica debe colocarse en el contexto de la misma comunidad cristiana, lugar privilegiado para comprender el sentido profundo de la Escritura, superando las interpretaciones subjetivas, reduccionistas e ideológicas; no se trata de una 'iglesia paralela' ni de una Iglesia exclusiva de pobres, sino de la Iglesia particular que, en el misterio de Cristo, se constituye jerárquicamente", señaló como primer punto.
En segundo lugar, el Obispo ecuatoriano subrayó que "esta lectura comunitaria de la Escritura debe confrontarse con los signos del pecado y de la gracia", y que en America Latina "es necesario prestar particular atención a los pobres de muchos rostros y muchas voces".
De esta forma, señala el Prelado, "la elaboración de la reflexión teológica sobre todo en las universidades católicas, no tendrá dificultad en articularse con la exégesis científica, en conformidad con las oportunas indicaciones del Magisterio".
"Como culminación de la obra de los teólogos, es necesario presentar siempre a la persona del Señor de la Iglesia: aquel Jesús histórico que aparece en los Evangelios y que es el mismo Cristo resucitado, realmente presente en la Iglesia a través del misterio pascual", concluyó.