El Arzobispo de San Antonio (Estados Unidos), Mons. Jose Gómez, solicitó a las autoridades de este país una moratoria en las deportaciones, en las redadas del gobierno federal hasta después de las elecciones; y renovó asimismo el pedido de una reforma inmigratoria justa e integral.
En una reciente manifestación en el Missouri State Capitol, el Prelado destacó que "necesitamos una manera de detener el avance del problema para comenzar a ejecutar una política que sea sensible".
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"Esta es una crisis nacional y requiere liderazgo nacional. Entiendo que los candidatos presidenciales no quieren tocar este tema antes de la elección. Tampoco lo quiere hacer el Congreso luego del amargo fracaso de la ley de inmigración de 2007. Pero este es el trabajo duro para la democracia. Tan pronto como las elecciones terminen y el Nuevo gobierno juramento, necesitamos insistir en que nuestros líderes se remanguen la camisa y comiencen a trabajar en una reforma migratoria integral", dijo el Arzobispo.
Según la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales, unas 200 leyes anti-inmigración se han aprobado en 40 estados durante 2008. En una nota enviada a la Asamblea Anual de la Conferencia Católica de Missouri, Mons. Gómez cuestionó la efectividad de estas normas: "la ley no debe usarse para asustar a la gente, para invadir sus trabajos u hogares, para romper familias" y comentó que en vez de solucionar los problemas, lo que están hacienda es "crear problemas nuevos".
En su discurso de 35 minutos, el Prelado sugirió que a los inmigrantes ilegales debería sentenciárselos a "largos periodos de servicio comunitario", en vez de deportarlos. "¿Qué cosa más problemática para mí como pastor es que estas deportaciones estén rompiendo familias. Dejar esposas sin esposos, niños sin padres. Como todos sabemos, una política que rompe familias solo puede llevar a más sufrimientos y problemas sociales", añadió.
"Tenemos que insistir en que quienes vienen a nuestro país respeten nuestras leyes. Si están aquí ilegalmente, no pueden esperar escapar al castigo. Pero creo que el servicio comunitario a largo plazo sería una manera más justa y constructiva solución en vez de la deportación. Esto construiría comunidades en vez de romperlas. Y serviría mejor para integrar más fácilmente a los inmigrantes a la fábrica social y moral de Estados Unidos", añadió el Prelado.
En su opinión, la inmigración es la "prueba más grande de los derechos civiles de nuestra generación".