Al despedirse ayer por la tarde del personal de las Villas Pontificias de Castelgandolfo, el Papa Benedicto XVI agradeció a todos sus esfuerzos y preocupación y encomendó a cada uno de los trabajadores a los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael y a la Virgen María.

A las 5 de la tarde, en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo, el Santo Padre finalizó su estancia en esta residencia estival y se dirigió a todos los trabajadores de las villas pontificias. "Siento la necesidad de renovar mi gratitud por el cotidiano y esforzado servicio que prodigan aquí en las Villas Pontificias", dijo.

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"Primeramente agradezco al Director, el doctor Saverio Petrillo, por sus palabras de cortesía y por haberse hecho intérprete, como cada año, de los sentimientos de todos vosotros. Paseando por los lugares de las villas he podido apreciar la atención que ponen en vuestro trabajo. Igualmente siento la necesidad de agradecer al personal que se dedica esforzadamente a la cura del Palacio Apostólico", prosiguió el Papa.

"Me doy cuenta –prosiguió– que mi presencia les exige con frecuencia un poco más de esfuerzo, y esto genera no pocos sacrificios para vosotros y vuestras familias. Les agradezco de corazón por vuestra generosidad, y pido al Señor que os lo recompense. Que los asista con su gracia y os acompañe con su amor paterno a vosotros y vuestros familiares, y a ustedes les pido hacerles llegar mi cordial saludo":

Finalmente, Benedicto XVI recordó que se celebró ayer la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael: "los confío a su especial protección, para que puedan desenvolver vuestras diversas actividades con serenidad y provecho espiritual. Que la Virgen Santa vele siempre sobre vosotros y vuestros seres queridos. Mientras os aseguro mi recuerdo en la oración, los bendigo a todos con afecto.