En una entrevista realizada por Andrea Tornielli para el periódico italiano Il Giornale, el hermano del Papa Benedicto XVI, Mons. Georg Ratzinger, reveló algunos detalles de la vida del Pontífice de su infancia, el hecho de que alguna vez le comentó que "Benedicto" sería un buen nombre para un Pontífice; y que nunca asistió a las reuniones de las juventudes hitlerianas en donde fue inscrito porque el gobierno nazi lo exigía así.
En el diálogo sostenido en Ratisbona, Alemania, el sacerdote contó que su hermano era "un niño vivaz, pero no un terremoto. Lo recuerdo siempre alegre. Desde niño mostraba una gran sensibilidad en la relación con los animales, las flores, y en general, con la naturaleza. Tal vez por eso en la Navidad siempre recibía animales domésticos de regalo. Su atención por la naturaleza y los seres vivientes era su modo característico".
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Al hablar luego de su familia, Mons. Ratzinger relata que era "muy unida" y que su padre era un "comisario de policía, provenía de una antigua familia de agricultores de la Baja Baviera. Mi madre era hija de artesanos, y antes de casarse había trabajado como cocinera. Cuando era posible de niños íbamos a la Misa diaria".
Tras comentar luego que para su padre el nazismo sería "una catástrofe y que no era solo un gran enemigo de la Iglesia sino en general de toda fe y toda vida humana", el presbítero explica que junto a su hermano fueron obligados a inscribirse en las Hitlerjugend o juventudes hitlerianas, porque "el Estado había dispuesto que todos los muchachos de las escuelas, de acuerdo a su edad, debían inscribirse en determinados grupos juveniles. Cuando fue obligatorio, fuimos inscritos en bloque. No había libertad de elección y no presentarse habría generado consecuencias muy negativas".
Asimismo cuenta que su hermano, el Santo Padre, "no frecuentaba las reuniones y no se presentaba a los llamados. Esto trajo un daño económico a mi familia porque con eso no existía el beneficio de los descuentos de las tasas escolares".
El hermano del Papa relata después que ambos eran monaguillos y que fue bastante claro con ambos la cuestión de la vocación "primero conmigo y luego con él". "En Tittmoning Joseph recibió la Confirmación del Cardenal Michael Faulhaber, el gran Arzobispo de Mónaco. Se quedó impresionado y dijo que le gustaría convertirse en cardenal. Pero solo algunos días después, observando al pintor que arreglaba los muros de nuestra casa, dijo que de grande le gustaría ser pintor también".
Luego de comentar que para ambos la actividad física no era de lo mejor, Mons. Georg Ratzinger señala que el tiempo de la Segunda Guerra Mundial fue duro para la familia. "Teníamos un ticket para el aprovisionamiento mensual, con el que se podían comprar solo algunos alimentos genéricos como azúcar, mantequilla, aceite y un poco de carne".
Seguidamente indicó luego en referencia al servicio militar: "Mi hermano fue llamado poco tiempo después de mí. Teníamos objetivos e ideales que eran opuestos a los de Hitler, pero era nuestro deber de soldados" presentarse. "No veíamos la hora de que llegara el fin de la guerra", añade.
Tras recordar que cuando fueron ordenados juntos sacerdotes en 1951, estuvieron presentes sus padres, familiares y amigos, el hermano del Papa explica que para ambos la liturgia, la Misa es el centro de "nuestra fe y nuestra acción, es el encuentro personal con Dios. Esto está naturalmente en el primer lugar. No podemos imaginar un día sin la Misa, sin la liturgia: sería pobre, sin lo esencial".
Tras explicar que se sintió "decepcionado" cuando su hermano fue elegido Papa, porque "esto significaba que debíamos redimensionar notablemente nuestra relación" porque ya no iban a poder verse mucho, Mons. Ratzinger precisa que "en todo caso, tras la decisión humana de los cardenales está la voluntad de Dios y a ésta debemos decirle sí".
Seguidamente cuenta que la primera en felicitarlo al ser elegido Pontífice, cuando el mismo Benedicto XVI llamó a su casa, fue la señora Heindl, la encargada del servicio doméstico. "En ese tiempo las campanas sonaban todo el rato y no podía oír bien" así que la llamada del Santo Padre la recibió ella y pudo expresarle sus felicitaciones.
Luego señaló que "hace algunos años mi hermano me dijo: 'Benedicto sería un buen nombre para un nuevo Papa'. Ahora él no se acuerda de haberlo dicho, pero yo lo tengo muy presente".
Georg Ratzinger se refiere también al modo de ser de su hermano: "Nunca ha sido un hombre brusco, con intención de ofender a otros. Siempre tuvo mucho respeto por las opiniones de otros. Con frecuencia los medios crean imágenes equivocadas de las personas" y dijo luego que en su opinión, Benedicto XVI amó mucho a "su directo predecesor Juan Pablo II, con el que trabajó muy cercanamente. Fue de gran ayuda y gracias a sus conocimientos teológicos pudo aconsejar muy bien. Entre los dos existían una guía sólida, una orientación común. La visión de ambos hizo que pudieran llamar a las cosas por su nombre".
Finalmente, Mons. Ratzinger precisa al vaticanista Andrea Tornielli que la experiencia de ser el hermano del Papa "es una situación que trae repercusiones, consecuencias. Cuando voy a la ciudad, siempre me encuentro con personas que me saludan gentilmente. Sobre todo los turistas italianos: Me dicen 'Hermano del Papa'". "Nunca imaginé" llegar a serlo, "no lo esperaba", relata.
"Era bastante insólito que un alemán se convirtiera en Papa, porque durante siglos no los hubo. Nunca pensamos en recibir este honor que estaba completamente fuera de nuestras expectativas", concluyó.