El Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU, Mons. Celestino Migliore, destacó en su discurso de ayer ante la labor necesaria para alcanzar los Objetivos del Milenio, que la globalización de la solidaridad para con los más necesitados es "una obligación moral innegable de la comunidad internacional".
En su intervención en la 63º Asamblea General de la ONU, el Arzobispo subrayó que esos objetivos se alcanzarán "si su cumplimiento se transforma en una prioridad para todos los estados" y que para ese fin era necesario "fomentar una nueva cultura de las relaciones humanas caracterizada por una concepción fraternal del mundo, por el imperativo moral de reconocer la unidad de la especie humana y por el imperativo práctico de ofrecer una contribución a la paz y al bienestar de todos".
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Asimismo denunció que "los recursos económicos necesarios, tanto en términos de ayuda directa, asistencia financiera y beneficios para el comercio, son poca cosa comparados con los gastos militares en el mundo o con el total de los gastos de las necesidades no primarias de la población en los países desarrollados".
El Nuncio subrayó luego que "en estos días somos testigos de un debate sobre el rescate económico para resolver una crisis que pone en peligro la economía de los países más desarrollados y puede dejar a millares de familias sin trabajo. Ese rescate de enormes proporciones, que supone muchas veces el total de la ayuda internacional, no puede por menos que plantear una cuestión crucial".
"¿Cómo podemos encontrar fondos para salvar un sistema financiero en bancarrota y sin embargo no ser capaces de hallar los recursos necesarios para invertir en el desarrollo de todas las regiones del mundo, empezando por las menos afortunadas?", cuestionó.
Finalmente, Mons. Migliore indicó que "por ese motivo, la globalización de la solidaridad para alcanzar con prontitud los Objetivos de Desarrollo del Milenio, establecidos en la Declaración del Milenio, es una obligación moral innegable de la comunidad internacional".