En su discurso esta mañana a los obispos de la Conferencia Episcopal Uruguaya (CEU), el Papa Benedicto XVI los alentó a enseñar "la fe de la Iglesia en su integridad, con la valentía y la persuasión propias de quien vive de ella y para ella, sin renunciar a proclamar explícitamente los valores morales de la doctrina católica".
Así lo expresó el Santo Padre al recibir a los obispos de la CEU en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo, que realizan su visita ad limina. Seguidamente les recordó que con frecuencia estos valores morales "son objeto de debate en el ámbito político, cultural o en los medios de comunicación social, como son los que se refieren a la familia, la sexualidad y la vida desde la concepción hasta su término natural".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Tras comentar que la visita a los sepulcros de San Pedro y San Pablo es siempre una ocasión privilegiada para "ahondar en el origen y sentido del ministerio de los sucesores de los Apóstoles", así como una oportunidad para reafirmar la unidad episcopal, el Pontífice indicó que esa comunión se manifiesta también en la tarea de hacer efectivas y concretas las orientaciones pastorales de los obispos uruguayos inspiradas en el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, cuando "el Maestro que acompaña y conversa con los suyos les explica las escrituras".
Para ello, "promover el conocimiento y la meditación de la Sagrada Escritura, explicarla fielmente en la predicación y la catequesis o enseñarla en las escuelas, es una necesidad para llegar a vivir la vocación cristiana de manera más consciente, firme y segura".
"La Palabra de Dios es también la fuente y el contenido inexcusable de vuestro ministerio, tanto más necesario en un tiempo en que otras muchas voces tratan de acallar a Dios en la vida personal y social, llevando a los hombres por derroteros que socavan la auténtica esperanza y se desinteresan de la verdad firme en la que puede descansar el corazón del ser humano", dijo luego el Santo Padre.
El Papa señaló después que para realizar su tarea, los obispos cuentan con "la inestimable colaboración de los sacerdotes, a los que se ha de animar constantemente para que, sin acomodarse al ambiente imperante en el mundo sean verdaderos discípulos y misioneros de Cristo, que llevan con ardor su mensaje de salvación a todas las personas que anhelan sobre todo palabras aprendidas del Espíritu, más que de saberes puramente humanos".
"De este modo darán testimonio fiel de lo que predican y ayudarán a sus hermanos a huir de una religiosidad superficial y con escasa incidencia en los compromisos éticos que la fe comporta, para aprender de Cristo a vivir en la justicia y la santidad de la verdad", continuó.
Finalmente, Benedicto XVI alentó a los prelados a no dejarse llevar por el desaliento "en tantas situaciones de indiferencia o apatía religiosa" y a seguir siendo portadores de la "esperanza que no defrauda" y partícipes del amor de Cristo por los pobres y necesitados.
"En situaciones difíciles, que también afectan a los uruguayos, la Iglesia está llamada a mostrar la grandeza de corazón, la solidaridad y capacidad de sacrificio de la familia de los hijos de Dios para con los hermanos en dificultad", concluyó.