El Papa Benedicto XVI alentó este mediodía en Castelgandolfo a los obispos, para que siguiendo el ejemplo de San Pablo crezcan "cada día en la santidad de la vida para tener los mismos sentimientos de Jesucristo".
Al recibir a un grupo de obispos nombrados en el último año, que participan en un congreso promovido por las Congregaciones para los Obispos y para las Iglesias Orientales, el Santo Padre recordó que "el primer compromiso espiritual y apostólico del obispo debe ser progresar en la vida de la perfección evangélica", ayudándose en primer lugar de la escucha de la Palabra de Dios.
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"Os exhorto, por tanto, a confiar cada día en la Palabra de Dios para ser maestros de la fe y auténticos educadores de vuestros fieles", añadió.
A pocos días de iniciarse en octubre la Asamblea General Ordinaria sobre la Palabra de Dios, Benedicto XVI confió a los prelados "al poder de la Palabra del Señor para ser fieles a las promesas manifestadas ante Dios y la Iglesia el día de la consagración episcopal, perseverantes en el cumplimiento del ministerio que se os ha confiado, fieles en la custodia pura e íntegra del depósito de la fe, enraizados en la comunión eclesial junto a todo el orden episcopal".
"Progresando en el camino de la santidad, expresaréis aquella autoridad moral indispensable y aquella sabiduría prudente que se exige a quien está al frente de la familia de Dios. Esta autoridad es hoy más que necesaria que nunca. Vuestro ministerio será pastoralmente fructífero si se apoya en vuestra santidad de vida", continuó.
Seguidamente exhortó a los pastores a ayudar a sus sacerdotes a "crecer en la dedicación a Cristo y en la fidelidad al ministerio. Tratad de promover una verdadera fraternidad sacerdotal que contribuya a vencer el aislamiento y la soledad, favoreciendo el apoyo recíproco. Es importante que todos los sacerdotes adviertan la cercanía paterna y la amistad del obispo".
"Para construir el futuro de vuestras Iglesias particulares sed animadores y guías de los jóvenes", dijo luego y destacó la necesidad de que "los sacerdotes y educadores sepan transmitir a las nuevas generaciones, junto con el entusiasmo por el don de la vida, el amor por Jesucristo y por la Iglesia".
Finalmente el Pontífice pidió velar por los seminaristas, "conscientes de que el seminario es el corazón de la diócesis" y que plantearan a los jóvenes la posibilidad de "donarse plenamente a Cristo en la vida sacerdotal y religiosa. Sensibilizad a las familias, las parroquias, los institutos educativos, para que ayuden a las nuevas generaciones a buscar y a descubrir el proyecto de Dios para su vida".