La Arquidiócesis de México solicitó modificar la Ley de Asociaciones Religiosas para que los ministros, no solo los católicos, puedan expresar libremente su opinión; ante la intolerancia mostrada por algunos legisladores que pretenden vulnerar este derecho, concretamente del Cardenal Norberto Rivera, "por hablar en contra de la despenalización del aborto".
En la nota editorial del 4 de septiembre del Servicio Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), se precisa que estas declaraciones "solo dejan en evidencia la intolerancia de algunos diputados locales y exponen su ignorancia ante la opinión pública sobre los derechos que concede a todos los ciudadanos nuestra Constitución en materia de libertad de expresión".
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Sin embargo, prosigue, esta vez también sirven para "solicitar –de nueva cuenta– las modificaciones legales a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público para que sus ministros gocen de los beneficios de los artículos 6º y 7º de la Constitución sin que autoridades pretendan impedirles su libertad de expresión cada vez que se pronuncien en términos morales sobre los temas que le conciernen a la sociedad".
Tras señalar que esta exigencia no la hace solamente la Iglesia Católica en México, el editorial del SIAME precisa que esta institución "tiene facultad legal para cumplir con su obligación de transmitir con fidelidad a sus fieles las enseñanzas de Jesucristo, entre ellas, el inalterable precepto divino: No Matarás".
Asimismo, recomienda a los legisladores intolerantes que revisen el controvertido libro publicado por el Gobierno de la ciudad de México titulado "Tu futuro en libertad", en el que los autores, "violando el Estado laico, incursionan en innumerables páginas en conceptos religiosos y pretenden ‘educar’ laicamente" llevados de la mano por organizaciones pseudo católicas como la autodenominada organización abortista Católicas por el Derecho a Decidir.
"Todo, en un malogrado estilo que sólo puede ser calificado como manipulación religiosa y teológica con fines abortistas", añade.
Finalmente, el editorial lamenta que "en contra de la voluntad de un pueblo y con encuestas que revelan que por arriba del 70 por ciento de la población está en contra del aborto, la intolerancia y el odio a la Iglesia lleven a que algunos diputados quieran callar a la Iglesia, prohibiendo que los sacerdotes y los bautizados cumplan con su misión de predicar la verdad divina sobre la cual no hay facultad humana para poder manipularla".