El Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, señaló que las cifras del Barómetro de la Deuda Social, de la Universidad Católica Argentina, son un llamado a tomar conciencia de las carencias materiales de los sectores pobres de la población, pero también de sus necesidades espirituales.
Estas cifras, señaló, indican "que el futuro argentino se ve muy comprometido. Hay sectores amplísimos de nuestra niñez y de nuestra adolescencia que viven en condiciones de desarrollo humano insuficiente o postrados en el subdesarrollo".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Durante el programa "Claves para un mundo mejor", Mons. Aguer expresó su preocupación porque "ha comenzado a ascender otra vez la línea de pobreza".
"Los datos muestran que casi un 30 por ciento de la población argentina se encuentra en esa condición. Lo mismo habría que decir del índice de indigencia, que hoy día llega al 12 por ciento. Estos datos empiezan a configurarse a fines de 2006", indicó.
En el aspecto educativo, advirtió, "el 10 por ciento de la población, en el nivel más bajo en las condiciones económico-sociales, el 75,8 por ciento de los chicos no termina el polimodal, o el secundario. El 22 por ciento no termina lo que se llamaba EGB3 (primero y segundo año del secundario) y el 16,5 por ciento no termina el nivel primario. En el mismo orden el 55 por ciento no asiste al nivel inicial".
En cambio, señaló, "en nivel más alto de la población económico y social" las "cifras son bajísimas: prácticamente todo el mundo cumple con la escolaridad y obtiene sus resultados".
El Arzobispo de La Plata también se refirió al aspecto moral y cultural, e indicó que "basta también mirar la crónica diaria, o prestar atención a lo que ocurre sobre todo en las zonas periféricas de las grandes ciudades, para comprobar la decadencia cultural y moral de buena parte de nuestra población".
Mons. Aguer expresó su preocupación al comprobar "que es ese sector de menores posibilidades económico-sociales y que sufre carencias educativas", el que "quizá recibe menos servicios pastorales de la Iglesia".
"Pienso en la situación espiritual de estos chicos que no terminan su escolaridad, si ellos habrán podido iniciar un proceso catequístico en nuestras parroquias y capillas", señaló.
Sin embargo, aclaró que dichos datos no son "para autoflagelarnos, sino para que tengamos una conciencia más viva acerca de las carencias actuales y para que pensemos con urgencia qué debemos hacer, qué podemos ir haciendo ya para mejorar nuestro servicio".
"Las cifras evocadas no son simplemente números sino realidades penosas que señalan con un futuro incierto para nuestra patria, en lo social, en lo cultural y en lo religioso", advirtió.