Al participar en el Encuentro para la amistad entre los pueblos de Rimini, el secretario para las relaciones del Vaticano con los Estados, Mons. Dominique Mamberti, hizo un llamado a la comunidad internacional a combatir la "cristianofobia" con la misma determinación que se combate el rechazo a los judíos o los musulmanes.
El Arzobispo ofreció una ponencia sobre la "Protección y derecho de libertad religiosa" en la que explicó, entre otras cosas, por qué la Santa Sede defiende de manera inagotable la libertad religiosa que "es vulnerada en diferentes partes del mundo".
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Según recoge Radio Vaticano, Mons. Mamberti reiteró que la Santa Sede repite ante todas las instancias institucionales de la comunidad internacional que el fundamento del derecho a la libertad religiosa se encuentra en la paridad de la dignidad de todas las personas.
Por lo tanto, para promover tal dignidad de manera integral se debe combatir con eficacia la llamada "cristianofobia", así como la islamofobia y el antisemitismo.
El Prelado explicó que la expresión "cristianofobia" fue introducida en 2003 en una resolución de la Asamblea de la ONU. Aunque la palabra nunca fue definida, "comprende los ámbitos de una educación errónea o desinformación sobre los cristianos y la intolerancia y la discriminación de la que son víctimas, ya sea por legislaciones, por violencias o persecuciones".
Mons. Mamberti enumeró las circunstancias de discriminación y persecución que viven los cristianos en distintas partes del mundo así como las situaciones en las que son víctimas de prejuicios, estereotipos e intolerancias de carácter cultural.
"Frente a esta situación, se comprende que la eficacia de la acción internacional dependa, en buena medida, de su credibilidad, y por tanto, también de su carácter 'inclusivo’. En otras palabras sería una paradoja omitir la adopción de medidas concretas para garantizar que los cristianos gocen de libertad, o bien crear una especie de 'jerarquía' de las intolerancias, precisamente cuando se trata de eliminar la discriminación y la intolerancia", advirtió.
También precisó que "sería un error que las comunidades religiosas instrumentalizaran cualquier medida legal o administrativa hacia ellos, tachando de discriminación cualquier procedimiento legítimo derivado de sus actividades".
Prioridades de la diplomacia pontificia
Previamente, el Arzobispo explicó que "las prioridades estratégicas de la diplomacia Pontificia son sobre todo asegurar condiciones favorables para el ejercicio de la misión propia de la Iglesia católica en cuanto tal, pero también a la vida de fe de sus miembros y al libre ejercicio de sus derechos humanos y de sus libertades fundamentales".
La autoridad vaticana explicó que la libertad religiosa para la Iglesia es un derecho subjetivo que no puede ser suprimido, inalienable e inviolable, con una dimensión privada y una pública, una individual y una colectiva, además de la institucional.