A un mes de concluida la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) realizada en Australia, el Arzobispo de Sydney y anfitrión de la misma, Cardenal George Pell, destacó que el éxito de este gran evento eclesial mundial no tiene que ver solo con los números, sino sobre todo con los frutos espirituales y religiosos que ésta ha logrado.
En entrevista concedida a L'Osservatore Romano, tras explicar que los habitantes de Sydney han experimentado una gran alegría acogiendo a los cientos de miles de peregrinos que llegaron para participar de la JMJ, el Purpurado indicó que este evento "ha sido un éxito espiritual y religioso. El éxito no viene simplemente de los números, de la buena organización o del buen tiempo, si bien estos factores ayudan. Los criterios más importantes para el éxito son espirituales y es imposible cuantificar con precisión los frutos religiosos".
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Seguidamente resaltó que "no podemos tener certeza de cómo opera la economía divina, pero la acogida que recibió el Vía Crucis ha mostrado la potencia espiritual de Cristo Nuestro Señor y de su historia redentora".
El Cardenal también comentó que para él ha sido "un pequeño milagro que en los grandes encuentros de Sydney 2008" han habido momentos "en los que se hubiera sentido caer una aguja" por el silencio reinante: "miles de jóvenes peregrinos, la mayor parte de ellos australianos, han rezado en silencio. A quienes afirma que no es posible les pido que 'pregunte a quienes estuvieron presentes'".
El Arzobispo de Sydney también se dio tiempo para agradecer el respaldo económico recibido para la realización de la JMJ y destacó las distintas iniciativas de ayuda para que los peregrinos de distintas partes del mundo pudieran llegar a Australia y participar, algunos de países que por primera vez estaban en este evento como Papúa Nueva Guinea, de este encuentro mundial.
Tras expresar que un reciente sondeo mostró que 81 por ciento de los habitantes de Sydney respondieron que han estado felices de ver a tantos jóvenes católicos en su ciudad, el Cardenal Pell se refirió a la buena cobertura de los medios australianos de la visita del Papa Benedicto XVI y su "naturaleza tranquila que revela un hombre bueno y gentil, en paz consigo mismo y con el mundo que lo rodea".
"Las personas dicen que han tenido la sensación de que les hablaba a ellas personalmente. Benedicto XVI ha estado feliz, agradecido de toda la cordialidad oficial y pública que le han mostrado; y tal vez un poco sorprendido por la profundidad de la fe que ha encontrado", añadió.
Seguidamente el Cardenal explicó que utilizó ornamentos como la cruz pectoral del primer Arzobispo de Sydney, "el benedictino inglés John Bede Polding, y el báculo del primer cardenal australiano, Francis Patrick Moran, de origen irlandés" como una manera de "mantener vivo el patrimonio de fe de nuestra Iglesia".
Finalmente auguró a "nuestros hermanos y hermanas españoles todos los éxitos para cuando acojan la próxima Jornada Mundial de la Juventud. La fe de la Iglesia en Australia se ha visto reforzada por la JMJ y estoy seguro de que lo mismo sucederá en España".