El Papa Benedicto XVI envió un mensaje al III Congreso Americano Misionero (CAM 3) que se celebra en esta ciudad y recordó a los católicos que "el servicio más importante que podemos brindar a nuestros hermanos es el anuncio claro y humilde de Jesucristo, que vino a este mundo para que tengamos vida y la tengamos en abundancia".
"Ante las dificultades de un ambiente a veces hostil, de la escasez de resultados inmediatos y espectaculares o frente a la insuficiencia de medios humanos, los invito a no dejarse vencer por el miedo, abatir por el desánimo o arrastrar por la inercia", indicó el Papa.
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Asimismo, recordó que "la hora presente es una ocasión providencial para que, con sencillez, limpieza de corazón y fidelidad, volvamos a escuchar cómo Cristo nos recuerda que no somos siervos, sino sus amigos".
"Él nos instruye para que permanezcamos en su amor sin amoldarnos a los dictados de este mundo. No seamos sordos a su Palabra. Aprendamos de Él. Imitemos su estilo de vida. Seamos sembradores de su Palabra. De este modo, con toda nuestra vida, con el gozo de sabernos amados por Jesús, a quien podemos llamar hermano, seremos instrumentos válidos para que Él siga atrayendo a todos con la misericordia que brota de su Cruz", agregó.
Benedicto XVI alentó a los católicos "a compartir con otros este tesoro, pues no hay riqueza mayor que gozar de la amistad de Cristo y caminar a su lado. Merece la pena consagrar a esta hermosa labor nuestras mejores energías, sabiendo que la gracia divina nos precede, sostiene y acompaña en su realización".
"Encuentren, pues, en la oración perseverante, en la meditación ferviente de la Palabra de Dios, en la obediencia al Magisterio de la Iglesia, en la digna celebración de los Sacramentos y en el testimonio de la caridad fraterna la fuerza necesaria para identificarse con los sentimientos de Cristo y así ser discípulos suyos con coherencia y generosidad, proclamando con el propios ejemplo que Cristo es el Hijo de Dios, el Redentor del hombre y la roca firme donde cimentar nuestra existencia", indicó.
El Santo Padre alentó a los católicos del continente a sentir "el consuelo de Cristo y ofrezcan el bálsamo de su amor a los atribulados, a los que andan apesadumbrados por el dolor o han quedado heridos por la frialdad del indiferentismo o el flagelo de la corrupción. Estos retos exigen superar el individualismo y el aislamiento y reclaman robustecer el sentido de pertenencia eclesial y la colaboración leal con los Pastores, con el fin de formar comunidades cristianas orantes, concordes, fraternas y misioneras".
El CAM 3 comenzó ayer, 12 de agosto, en la ciudad de Quito con la participación de más de tres mil delegados. Concluirá este domingo 17 de agosto con el solemne inicio de la gran "Misión continental", que según explicó el Papa armonizará "esfuerzos pastorales e iniciativas evangelizadoras, las distintas Iglesias particulares en América Latina y el Caribe van a intensificar su quehacer, para que el Señor sea cada día más conocido, amado, seguido y alabado en esas benditas tierras".