Al finalizar el Ángelus dominical, el Papa Benedicto XVI manifestó sus deseos de que las próximas olimpiadas en Pequín sean un válido ejemplo de convivencia en el respeto de la común dignidad humana, y que el deporte sea signo de fraternidad y de paz.
El Pontífice se dijo “contento de dirigir al país que es sede, a los organizadores y a los participantes un cordial saludo, con el deseo de que cada uno pueda dar lo mejor de sí en el genuino espíritu olímpico”.
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“Sigo con profunda simpatía este gran encuentro deportivo y deseo vivamente que este ofrezca a la comunidad internacional un válido ejemplo de convivencia entre personas de las más diversas proveniencias, en el respeto de la común dignidad. ¡Qué el deporte pueda una vez más ser signo de fraternidad y de paz entre los pueblos!”